Una red latinoamericana busca investigar el problema de la basura en ríos y mares, a través de un programa de ciencia ciudadana con escolares. La iniciativa comenzó en Chile y fue replicada también en Alemania.

Una red latinoamericana busca investigar el problema de la basura en ríos y mares, a través de un programa de ciencia ciudadana con escolares. La iniciativa comenzó en Chile y fue replicada también en Alemania.

Son los Científicos de la Basura. Un grupo de investigadores de la Universidad Católica del Norte (UCN), en Coquimbo, Chile, comenzó en 2007 un programa de ciencia ciudadana. Casi por casualidad, el alemán Martin Thiel, biólogo marino y profesor de esta universidad, se encontró con este preocupante tema.

"Como trabajábamos mucho en terreno a lo largo de la costa de Chile, siempre nos cruzábamos con basura, tanto flotando en el mar como en las playas. Era un tema que ya no podíamos eludir y del que nos dimos cuenta que no había mucha investigación científica. Todos sabían que había basura en la playa, pero no cuánta era, de qué tipo y, especialmente, de donde venía”, cuenta el director del programa en entrevista con DW.

La idea es investigar y generar información relevante para abordar el problema, llevar la ciencia a los colegios, y fomentar la conciencia ambiental. Partieron con alumnos de Coquimbo y pronto se extendieron a otras ciudades de Chile, con el apoyo de profesores e investigadores, haciendo estudios en el litoral y en los ríos.

"Rápidamente nos dimos cuenta de que lo más problable era que la basura no venía de otros países, sino que en su gran mayoría tenía fuentes locales. Y si viene de Chile, tenemos que hacer educación ambiental y generar información científica, trabajando con los colegios”, explica el director de Científicos de la Basura.

Unas 40 escuelas del país se han sumado al proyecto, en el que los alumnos aprenden de primera mano a hacer ciencia: formulan preguntas, aplican una metodología estandarizada y reúnen datos comparables. "¡Qué mejor forma de abordar este problema!”, destaca Thiel.

Ahora están formando la Red Latinoamericana, a la que se han unido representantes de 10 países de la costa del Pacífico. Además de 13 colegios chilenos, se han anotado otros 25 de Perú a México. Los datos permitirán hacer una radiografía comparativa de la situación en la región.

Del río al mar

Las investigaciones de los Científicos de la Basura han arrojado datos reveladores. El promedio de basura en playas es mayor a dos unidades por metro cuadrado; la gran mayoría, de 80 a 90 por ciento, es plástico. También registraron una alta acumulación de desechos en las riberas de los ríos.

"Esto es indicio de vertimientos ilegales de personas que intencionalmente van a los ríos a depositar su basura, principalmente domiciliaria. Esta no sólo se queda en la ribera, sino que además, por crecidas o temporales, llega al curso de agua y es transportada por el mismo río a la zona costera”, indica a DW la bióloga marina Daniela Honorato, coordinadora de la Red Latinoamericana Científicos de la Basura.

Aunque en Chile no se han observado aún situaciones como la playa saturada de residuos de República Dominicana, "hay ciertos lugares con condiciones parecidas, focos de mucha basura, lo que probablemente está relacionado con ríos. Cuando hay lluvias, crecidas o de un golpe con las primeras lluvias al final del verano el río bota toda la basura que se ha acumulado en el año, vemos fenómenos similares”, explica Thiel.

El problema se repite en muchos lugares del continente. "Es un recuerdo importante para quienes viven al interior del país, muchas veces lejos del mar, que también tienen una alta responsabilidad en lo que ocurre en el mar”, afirma el investigador.

Coquimbo, 18 de octubre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

Fuente: Autor Victoria Dannemann.

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A raíz del último tsunami que devastó Indonesia, investigadores muestran cómo el aumento del nivel de mar puede incrementar la magnitud de los tsunamis, poniendo en peligro a ciudades enteras.

A raíz del último tsunami que devastó Indonesia, investigadores muestran cómo el aumento del nivel de mar puede incrementar la magnitud de los tsunamis, poniendo en peligro a ciudades enteras.

Tras los extremos tsunamis ocasionados por terremotos desencadenados en el océano Índico en 2004 y en Japón en 2011, oleajes apocalípticos vaticinan desastres mayores. Este temor a las "grandes aguas”, en el lenguaje del Presidente de los EE.UU. Unidos, Donald Trump, se reavivó a causa del tsunami, que ha matado a más de  1.350 personas en Indonesia. 

Unas semanas antes de este último desastre, un grupo de científicos predijeron que los impactos de los tsunamis empeorarían debido al aumento del nivel del mar, relacionado con el Cambio Climático: "Nuestra investigación muestra que el aumento del nivel del mar incrementa significativamente el peligro de tsunami, ello significa que tsunamis más pequeños en el futuro podrán tener los mismos impactos adversos que los grande tsunamis de hoy”, dijo Robert Weiss, profesor asociado del Departamento de Geociencias en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia, EE. UU. 

Weiss fue uno de autores de un estudio, publicado en Science Advances en septiembre de 2018, que, de manera un tanto profética, observó los impactos del tsunami en un mundo donde el nivel del mar está en aumento.

"Un tsunami como el que se originó el viernes en Palu, dentro de 50 años sería peor, porque los niveles del mar están aumentando en esa parte del mundo. Es un área bastante llana, y es probable que ya haya empezado a experimentar un incremento en las inundaciones”, expresó, asimismo, Adam Switzer profesor asociado del Observatorio de la Tierra de Singapur y coautor del estudio titulado Un modesto aumento de 0,5m del nivel del mar duplicará el riesgo de tsunami en Macao.

Conexión con el clima

Durante mucho tiempo, los científicos asumieron que los tsunamis y el aumento de los niveles del mar eran fenómenos completamente separados. A pesar de monitorear cómo el aumento de los niveles del mar causará inundaciones en las comunidades costeras a causa de las tormentas, especialmente en países insulares de baja altitud, como las Islas Salomón, pocos han intentado entender cómo este síntoma del cambio climático podría exacerbar condiciones climáticas extremas y desastres naturales.

"Realmente queremos ver los extremos”, dijo Switzer, "los peores escenarios”. Usando modelación por computadora de vanguardia que, según Weiss, no estaba disponible cinco años atrás, esta investigación analiza los impactos del tsunami en oleajes extremos. En ese sentido, ciudades costeras como Macao en China, que están consideradas "seguras ante tsunamis”, no lo serían ya en el futuro si las predicciones del aumento del nivel del mar se mantienen.

"Las áreas que son consideradas como seguras ante tsunamis y que requieren de un tsunami de 2 a 3 metros para inundarse, necesitarán ahora un tsunami de 1.5 a 2 metros”, indicó Switzer.

El peor de los escenarios

El problema se exacerbará aún más, ya que ahora se ha pronosticado que el incremento del nivel del mar será mucho mayor de lo previsto hasta el momento. "Lo que pensamos que era el peor de los casos hace cinco o diez años atrás, es ahora solo una predicción media”, dijo Weiss.

Un gran aumento del nivel del mar conllevará pequeños tsunamis que ocurrirán con mayor frecuencia, pero que serán más destructivos.

Según Weiss, los pequeños terremotos y tsunamis son mucho más frecuentes que el tipo de desastre masivo causado en 2011 por el tsunami Tohoku en Japón. Así, el tsunami desencadenado por el terremoto de magnitud 9.1 podría ser ocasionado por movimientos telúricos más leves en un planeta donde crece el nivel del mar.

Hoy, bastaría un terremoto de magnitud 8.6 para inundar Macao, pero en 50 años, el aumento del nivel del mar causado por el clima significa que un terremoto de 8.2, que es seis veces menos fuerte, inundaría la ciudad.

Como en la típica película de desastres ocasionados por el mar, donde enormes paredes de agua arrasan ciudades costeras, Macao es el tipo de megalópolis que sería más vulnerable en un mundo más caliente.

EE.UU. y Europa también vulnerables

A raíz del aumento del nivel del mar, las ciudades costeras podrían ser cada vez más vulnerables a tsunamis que se originan en regiones climáticas distantes. Esto se debe en parte a que los tsunamis pueden viajar a través de vastas áreas. En el 2011, el mega tsunami Tohoku viajó desde Japón hasta California en solo 10 horas a una velocidad de 7.000 kilómetros por hora, según Weiss.

El investigador de la Universidad de Virginia, está empleando modelación por computadora para observar cómo un futuro tsunami podría impactar en California después de un terremoto en Alaska, por ejemplo, o cómo la costa atlántica podría ser inundada debido a gigantes tsunamis desencadenados en la placa tectónica de Groenlandia. Oleajes de 10 metros, provocados por un tsunami en Groenlandia, podrían también alcanzar la costa de Francia en un último escenario, de acuerdo con Weiss.

Mitigando los impactos del tsunami

Gran parte de esta investigación va a contribuir en la construcción de apropiados sistemas de defensa costeros para proteger mejor a las ciudades y comunidades de los ciclones y las inundaciones. Pero dichas medidas tendrán poco efecto si el incremento del nivel del mar duplica, triplica o hasta cuadriplica la frecuencia e impacto de los tsunamis.

De ese modo, la mejor defensa contra este escenario apocalíptico será la mitigación del cambio climático.

"El aumento del nivel del mar es, en primer lugar, determinado por el uso de combustibles fósiles y nuestra continua producción de dióxido de carbono”, dijo Switzer. "No se pueden desvincular estas cosas; están todas relacionadas”.

Tokuku, 14 de octubre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecologia.

Fuente: Stuart Braun (EM/CP)

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La organización internacional, que ganó el Nobel de la Paz, demanda un giro copernicano para limitar la subida de las temperaturas a 1,5ºC.

La organización internacional, que ganó el Nobel de la Paz, demanda un giro copernicano para limitar la subida de las temperaturas a 1,5ºC.

Limitar la subida de temperaturas a 1,5 grados centígrados requeriría "cambios sin precedentes" a nivel social y global, alerta el nuevo Informe presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC).

El Informe señala que limitar el "calentamiento global a 1,5 ºC", barrera que se cree que se superará entre 2030 y 2052 a este ritmo, "requeriría cambios rápidos, de amplio alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad", desde consumo de energía a planificación urbana y terrestre y muchos más recortes de emisiones.

El reporte del IPCC, presentado en Incheon (Corea del Sur), examina vías para limitar el calentamiento hasta 1,5 en vez de 2 grados, tal y como se estableció en el Acuerdo del Clima de París y advierte de que las efectos para ecosistemas y la vida en el planeta serán mucho menos catastróficos si se logra mantener esta barrera más ambiciosa.

Las emisiones de gases contaminantes de origen humano ya han elevado la temperatura media del planeta en torno a 1 grado con respecto a antes de la revolución industrial en el siglo XIX y transformando la vida en el planeta, según recordó el Presidente del IPCC, Hoesung Lee: "Mantener el calentamiento global en un nivel inferior a 1,5 grados en vez de 2 será muy difícil, pero no imposible".

Acotar el calentamiento por debajo del límite de 1,5 grados evitaría una mayor extinción de especies y, por ejemplo, la destrucción total del coral, básico para el ecosistema marino, o reduciría la subida del mar en 10 centímetros para 2100, salvando zonas costeras y litorales, según el informe.

La terrible diferencia de 1,5 grados

Superar el límite de 1,5 grados depararía un mayor incremento del calor extremo, las lluvias torrenciales y la probabilidad de sequías, algo que tendrá un efecto directo sobre la producción de alimentos, sobre todo en zonas sensibles como el Mediterráneo o Latinoamérica.

También afectará a la salud, suministros de agua y crecimiento económico, con un impacto especialmente negativo sobre las poblaciones más pobres y vulnerables del planeta, dice el texto, que cuenta con 6.000 referencias científicas y viene firmado por 91 expertos de 40 países.

Para evitar superar esa barrera, dice el informe, hace falta consumo energético más eficiente, agricultura más sostenible y menos extensiva o destinar más terreno al cultivo de recursos energéticos. También multiplicar por cinco la inversión actual en el terreno tecnológico para lograr que transporte, edificios o industria emitan mucho menos y que a su vez se perfeccione la captura de gases de contaminantes.

El informe, dirigido a países de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático, será usado como base para las discusiones de la vigésimo cuarta cumbre del clima (COP24) que se celebrará en Katowice (Polonia) este diciembre.

Incheon, 11 de octubre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

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La ONU ha distinguido con el Premio “Campeones de la Tierra 2018 para América Latina y el Caribe”, su máximo reconocimiento a la lucha por la conservación medioambiental, impulsado por Covestro, a Gator Halpern, un emprendedor que ha recibido númerosos premios por su trabajo restaurando corales.

La ONU ha distinguido con el Premio “Campeones de la Tierra 2018 para América Latina y el Caribe”, su máximo reconocimiento a la lucha por la conservación medioambiental, impulsado por Covestro, a Gator Halpern, un emprendedor que ha recibido númerosos premios por su trabajo restaurando corales.

Halpern y su compañía Coral Vita han recibido numerosos premios, entre ellos: Forbes 30 Under 30, JM Kaplan Innovation, Halcyon Incubator, WeWork Creator, Fast Company World Changing Idea y las becas Green Innovation de la Universidad de Yale y Echoing Green.

Coral Vita: devolviendo la vida a los corales

Halpern le narró su historia y vivencia a ONU Medio Ambiente:

“Recuerdo la primera vez que vi un arrecife de coral muerto. Estaba en Honduras y los vibrantes colores submarinos se extendían como una alfombra de neón en el lecho marino. El sol se reflejaba en las escamas de los peces mientras nadaban entre brillantes corales rojos y amarillos. Luego los colores se desvanecieron y me horroricé: me encontré con un cementerio de coral muerto. Un campo de esqueletos de coral cubiertos de algas se extendía frente a mí”.

Crecí en San Diego, California, y pasé mucho tiempo en las olas y en la playa. Me devastó que esto pudiera sucederle a uno de los ecosistemas más importantes de nuestro océano. Mi mente se remontó al tiempo en el que visité una comunidad maya indígena en la Selva Lacandona de México. Después de semanas de vivir en armonía con la naturaleza, en el camino a casa vi columnas de humo que se elevaban por encima de los árboles. El bosque prístino estaba siendo talado y quemado para hacer pasto de ganado.

Esa industria invasora estaba poniendo en peligro los medios de vida tradicionales de mis nuevos amigos, que vivían en un bosque cada vez más pequeño. No podía entender por qué nuestros estilos de vida son tan destructivos para nuestros ecosistemas. ¿Por qué estamos cambiando el equilibrio de la naturaleza de forma permanente para alimentar nuestros deseos a corto plazo? Y me pregunté, ¿qué puedo hacer para marcar la diferencia?

Un hermoso relato para inspirar a muchos a asumir una conciencia ecológica con nuestro patrimonio global.

Los Ángeles, 7 de octubre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

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De Sumatra a Chile, de Sicilia a Japón, los Tsunamis más mortíferos registrados en más de un siglo, han marcado con su huella la historia reciente del planeta.

De Sumatra a Chile, de Sicilia a Japón, los Tsunamis más mortíferos registrados en más de un siglo, han marcado con su huella la historia reciente del planeta.

Según informó la Agencia France Press, los seis tsunamis más mortíferos registrados son los que reportamos a continuación.

Sumatra (220.000 muertos).  26 de diciembre de 2004 

Un gran sismo de los llamados "megaterremotos" el 26 de diciembre de 2004 con una magnitud de 9.1, golpeó Aceh, en el norte de la isla indonesia de Sumatra, que provocó un tsunami que se sintió en lugares tan alejados como la costa de Somalia. Las olas llegaron a varios países del océano Índico y provocaron la muerte de 170.000 personas sólo en Indonesia, la mayoría en la provincia de Aceh. 

En otros países el balance fue de unos 50.000 muertos, lo que eleva la cifra total de víctimas a unas 220.000 personas, convirtiéndose en uno de los desastres naturales más dramáticos de la historia humana. 

No hubo alerta de tsunami, lo que dejó poco margen para evacuar a la población, a pesar del lapso de horas entre olas en los diferentes continentes. 

Según el Instituto Geológico de Estados Unidos, el sismo liberó una energía equivalente a la de 23.000 bombas como la lanzada sobre Hiroshima. 

Japón (19.000 muertos). 11 de marzo de 2011 

Japón se vio sacudido por un sismo de magnitud 9.0 el 11 de marzo de 2011, seguido de un tsunami que arrasó varias localidades a lo largo de la costa noreste del país. Unas 19.000 personas fallecieron o desaparecieron con la entrada de la masa de agua en tierra firme, que devastó todo a su paso. 

La masa líquida inundó también la central nuclear de Fukushima, dañando sus reactores, en lo que se convirtió en el peor accidente nuclear desde el de la la central soviética de Chernóbil, en 1986.

El desastre marcó profundamente a los japoneses y aún hay afectados por la catástrofe que siguen viviendo en alojamientos temporales. 

Chile (5.842 muertos) Mayo de 1960 

En mayo de 1960, Chile sufrió el terremoto más potente jamás registrado, con una magnitud de 9.5, que llegó acompañado de un tsunami sentido en todo el Pacífico. Más de 5.700 personas murieron en Chile y 61 en Hawái, cuando las olas alcanzaron este archipiélago estadounidense en el Pacífico. Japón no se libró, con 1.600 viviendas dañadas y 142 muertos. 

Según sobrevivientes japoneses, las olas del tsunami llegaron a tener una altura de hasta cinco metros. 

Filipinas (entre 5.000 y 8.000 fallecidos). 17 de agosto de 1976 

Poco antes de la medianoche del 17 de agosto de 1976, un sismo de magnitud 7.9 sacudió las islas filipinas de Mindanao y Sulu. Lo siguió un tsunami con olas de hasta cinco metros que atraparon a miles de personas mientras dormían. 

Entre 5.000 y 8.000 personas perdieron la vida, según cálculos oficiales, lo que hace de éste uno de los peores desastres naturales en la historia de las islas Filipinas. 

Papúa Nueva Guinea (2.000 fallecidos según fuentes oficiales, pero 6.000 y 8.000 fallecidos según fuentes locales). 17 de julio de 1998 

Dos movimientos telúricos, ambos de magnitud 7.0 sacudieron Papúa Nueva Guinea el 17 de julio de 1998. Ambos provocaron un tsunami que devastó 30 km de las costas norte del país y arrasaron siete pueblos. 

Según estadísticas oficiales, la catástrofe dejó más de 2.000 muertos, aunque fuentes locales dan un balance de entre 6.000 y 8.000 fallecidos. El drama también dejó a 12.000 personas sin techo. 

Sicilia (95.000 muertos) 28 de diciembre de 1908 

Un sismo de magnitud 7.0 en el estrecho de Mesina, en el sur de Italia golpeo el 28 de diciembre de 1908, seguido de un tsunami, provocó unos 95.000 muertos en Sicilia y Calabria. 

Las ciudades de Mesina y de Regio Calabria fueron las más afectadas 

Yakarta.- Un sismo seguido de un tsunami arrasó el 28 de septiembre de 2018 la ciudad de Palu, en la isla Célebes, uno de los países más propensos a sufrir catástrofes naturales.

París, 5 de octubre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

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Se trata del Acuerdo de Escazú y que prevé compartir información en materia medioambiental entre los países de la región, con una importante participación ciudadana. Supone un paso decisivo para lograr una mayor Democracia Ambiental, según la Directora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Cárdenas.

Se trata del Acuerdo de Escazú y que prevé compartir información en materia medioambiental entre los países de la región, con una importante participación ciudadana. Supone un paso decisivo para lograr una mayor Democracia Ambiental, según la Directora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Cárdenas.

Catorce países de América Latina y el Caribe firmaron este acuerdo histórico, en la sede de la ONU en Nueva York, primer tratado medioambiental vinculante a nivel regional jamás creado.

El pacto, que incluye acceso a la información y a la justicia en materia medioambiental, así como participación pública, es el primero que surge tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Río+20).

Los primeros países en rubricar el instrumento legal fueron: Antigua y Barbuda, Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Guyana, México, Panamá, Perú, Santa Lucía y Uruguay, República Dominicana y Haití.

Tras la firma, cada país deberá iniciar los trámites correspondientes para su ratificación. La entrada en vigor del Acuerdo requerirá la ratificación, aceptación o aprobación del acuerdo  de once Estados Parte.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, indicó que este 27 de septiembre es un día histórico ya que supone la culminación de seis años de duro trabajo: “Están dando un paso decisivo para lograr una mayor democracia ambiental y para hacer de este acuerdo una realidad”, dijo.

Bárcena destacó el carácter popular del Acuerdo ya que “sobre todo, es un acuerdo para los ciudadanos, hecho por y para las personas”, y, a su vez, innovador porque incluye a la toda la sociedad civil.

Nueva York, 29 de septiembre de 2018.-

Por Felicia Saturno Hartt.

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Teniendo en cuenta el aumento en la Deforestación de Bosques en Colombia, estimada en 219.973 hectáreas durante 2017 (23%), según el Ideam, el Gobierno Nacional creó el Consejo Nacional de Lucha Contra la Deforestación.

Teniendo en cuenta el aumento en la Deforestación de Bosques en Colombia, estimada en 219.973 hectáreas durante 2017 (23%), según el Ideam, el Gobierno Nacional creó el Consejo Nacional de Lucha Contra la Deforestación.

El Ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, expresó que algunas de las causas asociadas a los núcleos de alta deforestación histórica son la minería a cielo abierto y los cultivos ilícitos. Además, según el jefe de este despacho, recientemente en la Amazonia se identificó como causa directa la praderización, relacionada con el acaparamiento de tierras presuntamente baldías.

Este consejo tendrá la “tarea de desincentivar el accionar de los grupos y personas involucrados en la deforestación del país”, manifestó el ministro, quien destacó que estará conformado por los Ministerios de Ambiente, Defensa, Justicia, Minas, la Procuraduría General de la Nación, la Fiscalía General de la Nación, el Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia y la Policía Nacional.

El ministro también señaló que este organismo deberá orientar y coordinar a las entidades en la lucha contra este fenómeno y aumentar así la efectividad de las actuaciones administrativas y penales, “generando consecuencias ejemplarizantes y una mayor contundencia del Estado en el territorio”.

Entre sus funciones también tendrá las tareas de proponer al gobierno políticas, planes, programas y estrategias de lucha contra la Deforestación y se encargará de evaluar los avances en la lucha con base en los informes del Ideam, además, coordinará la cooperación internacional en esta materia.

“La propuesta responde a la necesidad de generar actuaciones oportunas e inmediatas que partan del intercambio de información y la suma de capacidades”, expresó el ministro.

Bogotá, D.C., 29 de septiembre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

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Las larvas de mosquito están por todas partes. Allá donde hay agua estancada, los mosquitos ponen sus huevos. Las larvas pasan sus primeros estadios de vida comiendo partículas y, también, plástico. De esta manera, el plástico acumulado en sus cuerpos puede pasar a otros entornos, contaminando aún más los ecosistemas y cadenas tróficas.

Las larvas de mosquito están por todas partes. Allá donde hay agua estancada, los mosquitos ponen sus huevos. Las larvas pasan sus primeros estadios de vida comiendo partículas y, también, plástico. De esta manera, el plástico acumulado en sus cuerpos puede pasar a otros entornos, contaminando aún más los ecosistemas y cadenas tróficas.

¿Cómo que los mosquitos comen plásticos?

Cuando una larva de mosquito eclosiona, necesita varios días para poder convertirse en su imago, el propio mosquito. Hasta entonces, la larva es muy voraz y se alimenta de los restos que puede encontrar en su hábitat. Las larvas habitan aguas estancadas y mansas. En ellas también podemos encontrar restos de microplásticos.

A raíz de este conocimiento, Rana Al-Jaibachi, Ross N. Cuthbert y Amanda Callaghan, de la Universidad de Reading, decidieron comprobar qué cantidad de plástico llegaba a contaminar a las larvas y qué impacto tenía esto en el ecosistema. Así, en su experimento comprobaron que las larvas al alimentarse también comen plástico.

No es que los mosquitos en estado larvario se alimenten de esta sustancia, sino que en sus hábitos de consumir partículas flotando en el agua también se comen el plástico, por su olor o como parte del resto de la alimentación. Lo que comprobaron los investigadores es que estas partículas se quedaban en sus cuerpos aún después de hacer la metamorfosis.

De esta manera, los adultos, aún habiendo excretado gran parte de los microplásticos, todavía contenían partículas en sus cuerpos, de manera que se los llevan consigo una vez que echan a volar. Estas partículas, al final, terminan contaminando otras partes del ecosistema.

¿Qué son los microplásticos y dónde se encuentran?

Se denominan microplásticos a unas pequeñas partículas de entre 4,9 mm y varios micrómetros de tamaño. Estos pedazos minúsculos de plástico pueden provenir de la industria (de las cremas exfoliantes, pastas de dientes blanqueadoras u otros productos) o como parte del proceso de degradación de los plásticos.

A medida que pasa el tiempo bajo el estrés de las condiciones ambientales: los golpes contra el medio, el sol, los cambios de temperatura... los plásticos van rompiéndose. El mar, especialmente, actúa como una especie de trituradora gigante de plástico. Así, los restos plásticos terminan convirtiéndose en partículas minúsculas.

Podemos Encontrar plástico en todo el océano. De hecho, los microplásticos van mucho más allá de los límites del océano. Todos los ecosistemas parecen haber sido contaminados por estas sustancias. Sin embargo, todavía no tenemos claros todos los mecanismos por los que pueden extenderse en la naturaleza.

Peor aún: no sabemos qué consecuencias tienen a largo plazo. El problema de los microplásticos no ha existido hasta fechas muy recientes y no entendemos realmente cuál puede ser su impacto para la salud de las personas, los animales o los ecosistemas. Por el momento, las pocas evidencias muestran que pueden ser muy perjudiciales para ciertas especies marinas.

Del agua al aire, del aire a la tierra: la Crisis del Plástico

¿Y qué papel juegan los mosquitos en todo esto? Tal y como han comprobado los investigadores, al contener microplásticos en sus cuerpos, los mosquitos sirven de vectores y trasladan estas partículas a otros ambientes. Es más, debido a su capacidad de volar, la posibilidad de trasladar estas sustancias es enorme.

Más tarde, cuando un predador capture a un portador y lo devore, este también se comerá los microplásticos. De esta forma, la contaminación va pasando por toda la cadena trófica, del agua al aire y del aire a la tierra. El problema que ya hemos dicho es que no sabemos que implicaciones tiene esta contaminación.

También hay otra cuestión: no tenemos claro de qué manera se extiende dicha contaminación. Si no conocemos los medios, es muy probable que no seamos capaces de anticipar las consecuencias o de ponerles remedio. De ahí que algo tan aparentemente trivial como es que las larvas de mosquito consuman microplásticos pueda tener tanta importancia.

Por desgracia, ya no hay vuelta atrás. Los microplásticos han aparecido en los lugares más insospechados. Tras apenas 100 años de uso, los plásticos se han hecho con el mundo entero. Es importante concientizar a la población en su impacto con la idea de reducirlo. Pero, en definitiva, hemos llegado muy tarde. Ya no podemos deshacernos de su presencia. Las consecuencias están ahora por verse.

Nueva York, 26 de septiembre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

Fuente: Foro Económico Mundial y Xataka.

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Colombia produce al año 11,6 millones de toneladas de basura de las que solo se reciclan el 17%, por lo que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible está tomando medidas para que en el futuro los hogares colombianos separen en la fuente sus residuos.

Colombia produce al año 11,6 millones de toneladas de basura de las que solo se reciclan el 17%, por lo que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible está tomando medidas para que en el futuro los hogares colombianos separen en la fuente sus residuos.

Como parte de las medidas que ha tomado esta cartera ministerial está la Resolución 1347 de julio de 2018, que  promueve que se realice separación en la fuente de los residuos que se generan en los hogares a nivel nacional.

Debido esto, el Viceministro de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente, Willer Guevara, señaló que “la resolución pretende fortalecer la cultura ciudadana”. Asimismo, el código de colores que se estableció para las bolsas hace parte de una modificación que  realizó la resolución en cuanto al uso de las bolsas plásticas.

Por su parte el Ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, agregó que la Resolución 668 de 2016 sobre uso racional de las bolsas plásticas, en el que se asignó un impuesto a la bolsa plástica, “ha tenido buenos resultados”.

Conozca cómo clasificar la basura

Los colores de las bolsas se establecieron de la siguiente manera: 1) En la bolsa de color gris se debe almacenar cartón y residuos de papel. 2) En la bolsa de color azul se deben almacenar residuos de vidrio, plástico y metal. 3) En la bolsa verde deben ir todos los residuos orgánicos que puedan ser aprovechados.

Para el caso de las grandes empresas con franquicias de casas matrices fuera de Colombia, podrán entregar a sus clientes adhesivos distintivos de mínimo 20 centímetros de largo o diámetro con un mensaje en el que se indique el tipo de residuos que corresponden al color de la bolsa.

La separación de residuos en la fuente entrará en rigor en Colombia a partir del 1 mayo de 2020. Para su primer año de implementación, se exigirá a los distribuidores de bolsas plásticas deberán entregar a sus clientes por lo menos el 5% en bolsas de colores por punto de pago.

Bogotá, D.C. 22 de septiembre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

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Angelina Arora, de Sydney Girls High School, con solo 16 años estaba preocupada por el plástico que se lanzaba a los océanos, sobre todo por las bolsas de la compra. Por ello, empezó a pensar en cómo fabricar uno que fuera biodegradable.

Angelina Arora, de Sydney Girls High School, con solo 16 años estaba preocupada por el plástico que se lanzaba a los océanos, sobre todo por las bolsas de la compra. Por ello, empezó a pensar en cómo fabricar uno que fuera biodegradable.

Probó con diferentes tipos de desechos orgánicos, como las cáscaras de plátano, hasta recurrió a las gambas (camarones), después de darse cuenta de las similitudes entre sus caparazones y el plástico.

Según explica la misma Aurora: "Extraje un carbohidrato llamado quitina y lo convertí en quitosano y lo mezclé con fibroína, que es una proteína en los capullos de seda".

Descubrió así que la combinación de los dos productos orgánicos creaba un material similar al plástico que se descomponía 1,5 millones de veces más rápido que los plásticos comerciales, y se descomponía por completo en 33 días.

Su invención le valió el Premio Innovador al mercado en los Premios de ciencia e ingeniería de la Fundación BHP Billiton de 2018 y reconocimiento internacional en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería de Intel, donde ganó el cuarto premio, así como una beca integral para una prestigiosa universidad de EE.UU.

Más de ocho millones de toneladas de plástico ingresan a la corriente de desechos cada año. 91% de ella no se recicla. Eso significa que se encuentra en los vertederos y, finalmente, hace su camino hacia el océano. El plástico tarda 400 años en descomponerse.

Sydney, 22 de septiembre de 2018.-

Por Redacción Ecos Ecología.

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