Por Felicia Saturno Hartt. Foto Cinaoggi.- Uno de los temas de agenda gubernamental e incluso parlamentaria que podría inspirar a los votantes, a corto y mediano plazo, es el desafío del E-waste, o reciclaje de equipos eléctricos y electrónicos, partes, piezas y demás objetos, de gran impacto medio ambiental y en seres vivos, la nueva basura del siglo XXI.

De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) un desecho electrónico o e-waste, es todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica, cuya vida útil haya culminado.

En este sentido, la convención de Basilea, por su parte, define a la chatarra electrónica como todo equipo o componente electrónico, incapaz de cumplir la tarea para la que originariamente fueron inventados y producidos.

El gran reto de gobiernos y legisladores, a nivel mundial, ya que sólo Suecia, Dinamarca, Suiza y Bélgica, existe una cultura del e-waste  y procesos exitosos de recolección y reciclaje de basura electrónica, es no sólo definir con claridad el tratamiento de estos desechos según su naturaleza, impacto y posible beneficios, sino articular una política pública, sustentada en leyes socioambientales, que apunte más allá del vertedero electrónico, de tanto o más impacto ecológico que los vertederos tradicionales, cree conciencia del uso y genere incluso valor agregado.

Es desilusionante mencionar que las 50 millones de toneladas de desechos electrónicos que se generan anualmente, en gran medida, van dirigidos a los vertederos tradicionales, donde se mezcla con otras basuras y chatarras.

China posee el mayor vertedero del mundo de ese tipo, concretamente en la ciudad de Guiyu y se calcula que, en esa ciudad, trabajan 150 000 personas para tratar la basura que llega, principalmente, de EE. UU., Canadá, Japón y Corea del Sur.

Otro gigantesco punto para verter RAEE está localizado en Ghana, África, que emplea indirectamente a unas 30 000 personas y aporta por año entre 105 y 268 millones de dólares al país. Esta nación africana importa alrededor de 215.000 toneladas cada año. Muestras de contaminación tomadas en los suelos determinan niveles muy altos de concentración de metales pesados, como plomo, cobre o mercurio.

La ONU estima que el 80 % de la basura tecnológica generada en todo el mundo se exporta a países tercermundistas, donde no existe ninguna regulación.

El E- waste en América Latina

América Latina produjo el 9% de los residuos electrónicos (e-waste) del mundo, durante 2014. Esto equivale a 3.900 kilotones (kt), según los datos del nuevo informe de la GSMA y el Instituto para el Estudio Avanzado de la Sostenibilidad de la Universidad de Naciones Unidas.

El estudio titulado “E- waste en América Latina: Análisis estadístico y recomendaciones de política pública”, revela que, en los próximos cuatro años, el E-waste generado en la región, crecerá entre un 5% y un 7% anual, alcanzando casi 4.800 kilotones o kilotoneladas para 2018.

El reporte, asimismo, identifica los desafíos principales en la gestión de los desechos electrónicos en América Latina, centrándose en particular en las oportunidades para la recolección y el reciclaje de teléfonos móviles.

El promedio de e-waste generado en América Latina durante 2014, fue de 6,6 kg por persona, de los cuales apenas 29 g provienen de teléfonos móviles. Esto equivale a unos 0,3 teléfonos móviles desechados por persona en el año.

Se trata de un crecimiento de 70% respecto a 2009, mientras que, a nivel global, se espera un crecimiento de sólo 55%. En América Latina la tasa de crecimiento anual esperada se reducirá del 7% en 2012 al 5% en 2018.

Los desafíos de la gestión del E-waste

Diversos elementos fundamentales deben ser considerados al analizar los desafíos de la gestión del E-waste: los desechos electrónicos a menudo contienen materiales considerados tóxicos, que son potencialmente perjudiciales para el medio ambiente y la salud de las personas.

Esto también puede afectar la vida de los niños en muchos países, ya que pueden estar expuestos a agentes químicos derivados del reciclaje clandestino de e-waste –una actividad que se realiza cotidianamente, incluso en viviendas, ya sea por los padres o por los propios niños. Los niños también pueden estar expuestos a través de vertederos ubicados cerca de sus hogares, escuelas y áreas de juego.

Una alternativa es extender la vida útil de los equipos electrónicos, desde una perspectiva del ciclo de vida, en algunos productos. Esto reduce la huella ecológica, a través de una menor producción y facilita la disponibilidad de bienes para los segmentos de la población que no pueden acceder a los últimos modelos.

Sólo unos pocos países de América Latina tienen proyectos de ley específicos sobre la gestión de los desechos electrónicos. En la mayoría de los casos, la gestión de los residuos electrónicos está regulada en la legislación general de residuos peligrosos. Actualmente se debaten políticas públicas específicas o directrices técnicas, que aún deben pasar por el proceso legislativo o ser implementadas.

Desde una perspectiva estratégica, el  informe de la GSMA y el Instituto para el Estudio Avanzado de la Sostenibilidad de la Universidad de ONU,  hay principios fundamentales deben guiar el desarrollo de las políticas públicas de desechos electrónicos y abordar la recolección y el tratamiento de teléfonos móviles, en particular:

1)    Las autoridades públicas deben crear campañas de concientización adecuadas y específicas. Para ello deben contar con el apoyo de fabricantes, proveedores de servicios, minoristas y municipios. Y

2)     Asimismo, informar a los consumidores acerca del rol fundamental que tienen en la cadena de reciclaje: los aparatos que quedan en la casa, incluso cuando no se utilizan, bloquean recursos provenientes de los procesos de reciclaje. Además la eliminación inadecuada de desechos electrónicos (sobre todo teléfonos móviles) junto con otros desperdicios sin clasificar puede impedir para siempre la recuperación de materiales críticos.

3)    Uno de los elementos principales para garantizar el acceso futuro a metales clave es facilitar la eficacia en la cadena de reciclaje, para producir productos y funcionalidades.

El E- waste en Colombia y su tratamiento legislativo

Colombia publicó una regulación específica sobre residuos electrónicos basada en REP en 2013, pero el proceso legislativo aún está en curso y se espera que termine pronto.

El proyecto de ley se complementa con regulaciones existentes sobre lámparas y baterías. Se están estableciendo esquemas de cumplimiento para la gestión de determinados flujos de residuos electrónicos (principalmente de PC y periféricos, lámparas y baterías) para garantizar la gestión de los desechos electrónicos en todo el país.

La infraestructura de reciclaje utiliza principalmente desmontaje manual para fases de preprocesamiento y posterior exportación del procesamiento final de fracciones críticas.

Desde Ecos sugerimos tener en cuenta la problemática a futuro del E-waste, tomando en consideración las estadísticas disponibles, a los fines de generar no sólo una legislación que aborde el desafío del manejo de estos desechos tecnológicos, sino el desarrollo de una política pública del uso progresivo de estos aparatos, como estrategia inclusiva de penetración de las TIC.

 

 

 

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