Redacción Ecos. Foto: SIG.-Quien estuvo al frente del equipo negociador del Gobierno y que llevó a la firma del acuerdo con la guerrilla de las Farc para alcanzar la paz en Colombia, Humberto De La Calle Lombana fue categórico en señalar que  la implementación de lo que se acordó, no da espera para iniciar y asegurar el camino al posconflicto que lleva a una convivencia pacífica entre los colombianos.

De La Calle Lombana en dialogo con Caracol Radio, insistió en la urgencia de expedir las normas que permitan la implementación del Acuerdos de Paz, firmado en el Teatro Colón de Bogotá. 

“Necesitamos entender que esto no da espera. Hay que buscar vías rápidas tanto en lo jurídico, como en la puesta en marcha y la implementación en la vida real de lo que se acordó”, aseveró De la Calle desde Estocolmo en el diálogo con esa cadena radial colombiana.

Por su parte otro de los negociadores Frank Pearl, fue enfático en destacar que se trata de una oportunidad para que los colombianos se enfoquen y superen  los problemas que históricamente vienen afectando especialmente a la población más vulnerable. 

“Queremos un buen sistema de justicia, una economía moderna, formalizada y que tenga en cuenta a todos los colombianos. Así mismo un sector público, eficiente, transparente y sin corrupción”, sostuvo Pearl quien agregó que “eso nos une a todos para empeñarnos en trabajar juntos”. 

Write comment (0 Comments)

Por Redacción Ecos. Foto: Reuters.- La ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz, que se realiza tradicionalmente todos los 10 de diciembre, en la capital noruega, Oslo, manifestó este sábado un emotivo y trascendente hecho: no sólo era una personalidad política meritoria quien recibía el galardón, sino que se convirtió en "un tributo para el pueblo colombiano”.

“Nuestro tributo corresponde más que todo a los representantes de las víctimas de la guerra civil, de las cuales varios están presentes hoy día. Ellos cargan sus propias historias doloridas y son además capaces de representar a las demás víctimas. Saludamos a todas estas personas intrépidas y les agradecemos en reverencia”, fue el mensaje del Comité del Premio Nobel.

Berit Reiss-Andersen presentó en la ceremonia el discurso de la Presidenta del Comité, Kaci Kullman Five, quien no estuvo presente en los actos por problemas de salud.

“Un pueblo que, a pesar de grandes penurias e innumerables abusos, nunca ha perdido la esperanza de una paz justa (…). Nuestro tributo corresponde más que todo a los representantes de las víctimas de la guerra civil”, afirmó.

En el discurso, la vocera del Comité del Nobel expusó una visión de los devastadores efectos del conflicto: “Más de 220.000 colombianos han perdido la vida (…). Cuatro de cinco de los asesinados han sido civiles no beligerantes. Además, entre cinco y siete millones de colombianos han sido forzados a refugiarse, de los cuales muchos más tarde han vivido como ‘habitantes desplazados’ dentro en su propio país”.

Con sentida precisión se definió que: “el conflicto armado entre las autoridades de Colombia, los grupos guerrilleros revolucionarios de las FARC y del ELN además de diferentes grupos paramilitares es la guerra civil de nuestro tiempo de más larga duración. Los costos humanos y materiales del conflicto son casi inconcebibles y son difíciles de calcular. Los números solamente nos pueden dar una idea vaga, aunque horrorosa de la envergadura de los sufrimientos y de cómo la guerra ha caracterizado la vida de varias generaciones de colombianos todos los días.

A este tenor, destacó que iniciar un proceso de paz, por parte del Presidente Santos, fue una iniciativa que requirió de coraje político y gran perseverancia.

Además, resaltó el hecho de que después de los resultados adversos para el acuerdo firmado en Cartagena en el plebiscito refrendatorio del 2 de octubre, Santos declaró que no iba a renunciar y que seguiría trabajando con todas sus fuerzas.

En ese momento, tras el plebiscito, según lo señaló, hubo quienes opinaron que tal vez era muy temprano darle el Premio Nobel de Paz este año a Santos y que más bien se debería esperar un año más para ver si el proceso prosperaba.

“Sin embargo, el comité lo vio de manera diferente. En nuestra opinión no teníamos ningún tiempo para perder. Todo lo contrario, el proceso de paz se encontraba en un peligro inminente de fracasar y necesitaba todo el apoyo internacional que podía recibir. Además, estábamos nosotros completamente convencidos de que usted, señor Presidente, siendo el líder más elevado de Colombia, tenía que ser el que haría avanzar el proceso de paz”, añadió la vocera.

“Al darle el Premio Nobel de la Paz de 2016 al Presidente Juan Manuel Santos, el Comité Noruego del Nobel ha deseado alentarle a él y a todos los que trabajan para obtener paz, reconciliación y justicia en Colombia, a no rendirse. Los compromisos políticos rara vez son perfectos en su equilibro. Los acuerdos de paz son especialmente difíciles de equilibrar. Sin embargo es nuestra esperanza fervorosa que el acuerdo renegociado que ya se ha firmado por las partes y ha sido ratificado por el Congreso, represente una solución que le pueda dar al pueblo de Colombia paz y desarrollo positivo” expusó.

Reiss-Andersen en representación de la Presidenta del Comité reconoció que aún falta “un largo camino por recorrer” y que después de un conflicto armado de más de 50 años no se puede esperar una reconciliación de la noche a la mañana, pero invitó “a todos los colombianos a seguir el diálogo nacional y a seguir en el camino hacia la reconciliación”.

“El proceso de paz en Colombia tiene características claras que pueden servir como inspiración para procesos parecidos en otros países” manifestó enfáticamente el Comité.

Para finalizar la intervención, Berit Reiss-Andersen en nombre de la Presidenta del Comité, Kaci Kullman Five citó a otro ganador del Nobel de la Paz, el obispo Desmond Tutu, quien ha expresado unas palabras acordes con la situación actual de Colombia: “Perdonar y ser reconciliado con nuestros enemigos o con nuestros seres queridos no trata de pretender que las cosas sean diferentes de lo que son… La verdadera reconciliación expone el horror, el abuso, el sufrimiento, la verdad… Es arriesgado emprenderlo, pero al final vale la pena, porque solamente una confrontación honesta con la realidad puede traer curación verdadera”.

Write comment (0 Comments)

Por redacción ECOS. Foto SIG.- El Presidente de Colombia Juan Manuel Santos ofreció el Premio Nobel de la Paz 2016, a los casi 50 millones de colombianos, especialmente a las víctimas que han sufrido los rigores de la guerra y fue contundente en señalar que lo imposible puede ser posible y que para cortar de raíz los conflictos y la construcción de la paz, se debe reconocer que “nuestro pueblo se llama el mundo y nuestra raza se llama humanidad”.

El Jefe de Estado colombiano destacó que no habían pasado cuatro días desde los inesperados resultados del plebiscito, cuando el Comité Noruego anunció la decisión del otorgarle el Premio Nobel y que fue sorprendente para él: “debo confesar que esta noticia llegó como un regalo del cielo. En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el Premio Nobel fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!

Lleno de aplausos y con un mensaje de esperanza de que “el sol de la paz brilla por fin en el cielo de Colombia” el Presidente Santos fue enfático en resaltar que “humanizar la guerra no es solo limitar su crueldad, sino también reconocer en el contrincante a un semejante, a un ser humano”.

Ante sus majestades Altezas Reales; distinguidos miembros del Comité Noruego del Nobel; personalidades del mundo y la delegación colombiana encabezada por las víctimas, Santos aseveró que “la guerra que causó tanto sufrimiento y angustia a nuestra población, a lo largo y ancho de nuestro bello país, ha terminado”.

Reconoció el revés que tuvo con la pérdida del plebiscito donde ganó por una mínima diferencia el NO por el primer acuerdo, pero fue preciso en destacar que no se rindió y convocó a la Unidad Nacional para dialogar con los críticos, facilitando así un nuevo acuerdo que fue refrendado por el Congreso de la República.

En una emotiva y colorida ceremonia en la Alcaldía de Oslo, el Presidente Santos motivó muchos sentimientos a los presentes sobre la crueldad de la guerra en el mundo y resaltando los más de 50 años que ha vivido el conflicto colombiano, pero que gracias a la persistencia y al reconocer a las víctimas como elemento fundamental del proceso de paz, se ha logrado poner fin a  la conflagración en Colombia.

El jefe de Estado colombiano  en su discurso rompió el protocolo e hizo poner de pie a la delegación de las víctimas del país, que en minutos recibieron un fuerte y extendido aplauso, mientras el Presidente destacaba principalmente a Leyner Palacios quien perdió a 32 familiares en Bojayá, en el departamento del Chocó por el cruel atentado de las Farc en la iglesia de ese municipio chocoano.

El siguiente es el discurso del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos al recibir el premio Nobel de la Paz 2016:

Tan solo seis años los colombianos no nos atrevíamos a imaginar el final de una guerra que habíamos padecido por medio siglo. Para la gran mayoría de nosotros, la paz parecía un sueño imposible, y era así por razones obvias, pues muy pocos –casi nadie– recordaban cómo era vivir en un país en paz.

Hoy, luego de seis años de serias y a menudo intensas, difíciles negociaciones, puedo anunciar a ustedes y al mundo, con profunda humildad y gratitud, que el pueblo de Colombia –con el apoyo de nuestros amigos de todo el planeta– está haciendo posible lo imposible.

La guerra que causó tanto sufrimiento y angustia a nuestra población, a lo largo y ancho de nuestro bello país, ha terminado.

Al igual que la vida, la paz es un proceso que nos depara muchas sorpresas.

Tan solo hace dos meses, los colombianos –y de hecho el mundo entero– quedamos impactados cuando, en un plebiscito convocado para refrendar el acuerdo de paz con las FARC, los votos del “No” superaron por estrecho margen a los votos del “Sí”.

Fue un resultado que nadie imaginaba.

Una semana antes, en Cartagena, habíamos encendido una llama de esperanza al firmar el acuerdo en presencia de los líderes del mundo. Y ahora, de repente, esta llama parecía extinguirse.

 

Muchos recordamos entonces un pasaje de Cien Años de Soledad, la obra maestra de nuestro Premio Nobel, Gabriel García Márquez, que de alguna manera reflejaba lo que estaba pasando:

“Era como si Dios hubiera resuelto poner a prueba toda capacidad de asombro, y mantuviera a los habitantes de Macondo en un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que ya nadie podía saber a ciencia cierta dónde estaban los límites de la realidad”.

Los colombianos nos sentíamos como habitantes de Macondo: un lugar no solo mágico sino también contradictorio.

Como Jefe de Estado, entendí la trascendencia de este resultado adverso, y convoqué de inmediato a un gran diálogo nacional por la unión y la reconciliación.

Me propuse convertir este revés en una oportunidad para alcanzar el más amplio consenso que hiciera posible un nuevo acuerdo.

Me dediqué a escuchar las inquietudes y sugerencias de quienes votaron “No”, de quienes votaron “Sí”, y también de los que no votaron –que eran la mayoría–, para lograr un nuevo y mejor acuerdo, un acuerdo que toda Colombia pudiera apoyar.

No habían pasado cuatro días desde el sorprendente plebiscito, cuando el Comité Noruego anunció una decisión igualmente sorprendente sobre la concesión del Premio Nobel de Paz.

Y debo confesar que esta noticia llegó como un regalo del cielo. En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el Premio Nobel fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!

Gracias, muchas gracias, por este voto de confianza y de fe en el futuro de mi país.

Hoy, distinguidos miembros del Comité Noruego del Nobel, vengo a decirles a ustedes –y, a través suyo, a la comunidad internacional– que lo logramos. ¡Llegamos a puerto!

Hoy tenemos en Colombia un nuevo acuerdo para la terminación del conflicto armado con las FARC, que acoge la mayoría de las propuestas que nos hicieron.

Este nuevo acuerdo se firmó hace dos semanas y fue refrendado la semana pasada por el Congreso de la República, por una abrumadora mayoría, para que comience a incorporarse a nuestra normatividad. El largamente esperado proceso de implementación ya comenzó, con el aporte invaluable de las Naciones Unidas.

Con este nuevo acuerdo termina el conflicto armado más antiguo, y el último, del Hemisferio Occidental.

Con este acuerdo –como dispuso Alfred Nobel en su testamento– comienza el desmantelamiento de un ejército –en este caso un ejército irregular– y su conversión en un movimiento político legal.

Con este acuerdo podemos decir que América –desde Alaska hasta la Patagonia– es una zona de paz.

Y podemos hacernos ahora una pregunta audaz: si la guerra puede terminar en un hemisferio, ¿por qué no pueden algún día los dos hemisferios estar libres de ella? Tal vez, hoy más que nunca, podemos atrevernos a imaginar un mundo sin guerra.

Lo imposible puede ser posible.

Alfred Nobel, el gran visionario cuyo legado nos reúne hoy, en el día exacto en que se cumplen 120 años desde su muerte, escribió alguna vez que la guerra es “el horror de los horrores, el más grande de los crímenes”.

La guerra no puede ser de ninguna manera un fin en sí misma. Es tan solo un medio, y un medio que siempre debemos tratar de evitar.

He sido líder en tiempos de guerra –para defender la libertad y los derechos de los colombianos– y he sido líder para hacer la paz.

Por eso puedo decirles, por experiencia propia, que es mucho más difícil hacer la paz que hacer la guerra.

Cuando es necesario, debemos estar preparados para luchar, y a mí me correspondió –como ministro de Defensa y como presidente– combatir a los grupos armados ilegales en mi país. Lo hice con efectividad y contundencia, cuando los caminos de la paz estaban cerrados.

Sin embargo, es insensato pensar que el fin de los conflictos sea el exterminio de la contraparte.

La victoria final por las armas –cuando existen alternativas no violentas– no es otra cosa que la derrota del espíritu humano.

Vencer por las armas, aniquilar al enemigo, llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias, es renunciar a ver en el contrario a otro ser humano, a alguien con quien se puede hablar.

Dialogar… respetando la dignidad de todos. Eso es lo que hicimos en Colombia. Y por eso tengo el honor de estar hoy aquí, compartiendo lo que aprendimos en nuestra ardua experiencia.

El primer paso, uno crucial, fue dejar de ver a los guerrilleros como enemigos, para considerarlos simplemente como adversarios.

El general Álvaro Valencia Tovar –quien fuera comandante del Ejército de Colombia, historiador y humanista– me enseñó esta diferencia.

Él decía que la palabra “enemigo” tiene una connotación de lucha pasional y de odio que no corresponde al honor militar.

Humanizar la guerra no es solo limitar su crueldad, sino también reconocer en el contrincante a un semejante, a un ser humano.

Los historiadores calculan que durante el siglo XX murieron hasta 187 millones de personas por causa de las guerras. ¡187 millones! Cada una de ellas era una vida humana invaluable, alguien amado por su familia y sus seres queridos. Trágicamente, la cuenta sigue creciendo en este nuevo siglo.

Es bueno recordar ahora la incisiva pregunta de Bob Dylan, mi colega en la recepción del Premio Nobel este año, que tanto nos conmovió en los años sesenta a quienes fuimos jóvenes entonces:

“¡Cuántas muertes más serán necesarias hasta que comprendamos que han muerto demasiados! La respuesta, mi amigo, va volando con el viento”.

Cuando me preguntaban si yo aspiraba al premio Nobel, siempre respondía que para mí el verdadero premio era la paz de Colombia. Porque ese es el verdadero premio: ¡la paz de mi país!

Y esa paz no es de un presidente ni de un gobierno, sino de todo el pueblo colombiano, pues la tenemos que construir entre todos.

Por eso este premio lo recibo en nombre de cerca de 50 millones de colombianos –mis compatriotas– que ven, por fin, terminar una pesadilla de más de medio siglo que solo trajo dolor, miseria y atraso a nuestra nación.

Y lo recibo –sobre todo– en nombre de las víctimas; de más de 8 millones de víctimas y desplazados cuyas vidas han sido devastadas por el conflicto armado, y más de 220 mil mujeres, hombres y niños que, para nuestra vergüenza, han sido asesinados en esta guerra.

Los expertos me dicen que el proceso de paz en Colombia es el primero en el mundo que ha puesto en el centro de su solución a las víctimas y sus derechos.

Adelantamos esta negociación haciendo un gran énfasis en los derechos humanos. Y de esto nos sentimos muy orgullosos.

Las víctimas quieren la justicia, pero más que nada quieren la verdad, y quieren –con espíritu generoso– que no haya nuevas víctimas que sufran lo que ellas sufrieron.

El profesor Ronald Heifetz, fundador del Centro de Liderazgo de la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, de donde me gradué, me dio un sabio consejo:

“Cuando se sienta desanimado, cansado, pesimista, hable siempre con las víctimas. Son ellas las que le darán ánimo y fuerzas para continuar”.

Y así ha sido. Siempre que pude, hablé con las víctimas de esta guerra y escuché sus desgarradoras historias. Algunas de ellas están aquí hoy, recordándonos por qué es tan importante que construyamos una paz estable y duradera.

Yo quisiera pedirles a las víctimas aquí presentes –en representación de las víctimas del conflicto armado en Colombia– que se pongan de pie para que reciban el homenaje que merecen.

Leyner Palacios es una de estas víctimas. El 2 de mayo de 2002, un mortero rudimentario lanzado por las FARC, en medio de un combate con los paramilitares, cayó en la iglesia de su pueblo –Bojayá–, donde sus habitantes habían buscado refugio.

Murieron cerca de 80 hombres, mujeres y niños, ¡la mayoría niños! En cuestión de segundos, Leyner perdió a 32 familiares, incluidos sus padres y tres hermanos menores.

Las FARC han pedido perdón por este hecho atroz, y Leyner, que ahora es un líder comunitario, los ha perdonado.

Y ésta es la gran paradoja con la que me he encontrado: mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar, a reconciliarse, y a enfrentar el futuro con un corazón libre de odio.

Este premio pertenece también a los hombres y mujeres que, con enorme paciencia y fortaleza, negociaron en La Habana durante todos estos años. Ellos lograron un acuerdo que hoy podemos ofrecer como modelo para la solución de los conflictos armados que subsisten en el planeta.

Y me refiero tanto a los negociadores del Gobierno como a los de las FARC –mis adversarios–, que demostraron una gran voluntad de paz. Yo quiero exaltar esa voluntad de abrazar, de alcanzar la paz, porque sin ella el proceso hubiera fracasado.

Dedico, igualmente, este premio a los héroes de las Fuerzas Armadas de Colombia. Ellos nunca han dejado de proteger al pueblo colombiano, y entendieron muy bien que la verdadera victoria del soldado y del policía es la paz.

Y quiero hacer un reconocimiento especial –con toda la gratitud de mi corazón– a mi familia: a mi esposa y mis hijos, sin cuyo apoyo y amor esta tarea hubiera sido mucho más pesada.

 

Comparto, finalmente, este premio con la comunidad internacional que, con generoso y unánime entusiasmo, respaldó el proceso de paz desde sus inicios.

Y permítanme aprovechar esta ocasión para agradecer muy especialmente al pueblo noruego por su carácter pacífico y su espíritu solidario. Fue por estas virtudes que Alfred Nobel les confió la promoción de la paz en el mundo. Y debo decir que, en el caso de mi país, cumplieron su trabajo con gran efectividad.

Noruega y Cuba, en su rol como garantes; Chile y Venezuela, como acompañantes; Estados Unidos y la Unión Europea, con enviados especiales; todos los países de América Latina y el Caribe; incluso China y Rusia… todos tienen razones para participar del orgullo por este logro.

El Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz, de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, concluyó –luego de un estudio detallado de los 34 acuerdos firmados en el mundo en las últimas tres décadas para poner fin a conflictos armados– que el acuerdo de paz en Colombia es el más completo e integral de todos.

El acuerdo de paz en Colombia es un rayo de esperanza en un mundo afectado por muchos conflictos y demasiada intolerancia.

Es una demostración de que lo que en un principio parece imposible –si se persevera– se puede volver posible, incluso en Siria o en Yemen o en Sudán del Sur.

La clave –en palabras del poeta inglés Tennyson– es “esforzarse, buscar, encontrar y no rendirse”.

Varias lecciones se pueden derivar del proceso de paz en Colombia, que quisiera compartir con el mundo:

Hay que prepararse y asesorarse debidamente, analizando qué falló en previos intentos de paz en el propio país, y aprendiendo de los éxitos y fracasos de otros procesos de paz.

Hay que fijar una agenda de negociación realista y concreta que resuelva los asuntos directamente relacionados con el conflicto, y que no pretenda abarcar todos los problemas de la nación.

Hay que adelantar las negociaciones con discreción y confidencialidad, para que no se conviertan en un circo mediático.

Algunas veces, para llegar a la paz, es necesario combatir y dialogar al mismo tiempo, una lección que aprendí de otro ganador del Premio Nobel, Yitzhak Rabin.

Hay que estar dispuestos a tomar decisiones difíciles, audaces, muchas veces impopulares, para lograr el objetivo final de la paz.

Esto significó, en mi caso, acercarme a gobiernos de países vecinos con quienes tenía, y aún tengo, profundas diferencias ideológicas.

El apoyo regional es indispensable para la solución política de cualquier guerra asimétrica. Hoy, por fortuna, todos los países de la región son firmes aliados en la búsqueda de la paz, que es el propósito más noble de cualquier sociedad.

También logramos algo muy importante, que fue convenir un modelo de justicia transicional que nos permite obtener el máximo de justicia sin sacrificar la paz.

No me cabe duda de que este modelo será uno de los grandes legados del proceso de paz de Colombia.

Señoras y señores: Hay una guerra menos en el mundo, ¡y es la de Colombia!

Esto, precisamente, es lo que celebramos hoy en Oslo, la misma ciudad que acogió el inicio de la fase pública de conversaciones con las FARC en octubre del año 2012.

Y debo decir que me siento honrado y al mismo tiempo humilde al unirme a la línea de valientes e inspiradores hombres y mujeres que, desde 1901, han recibido el más prestigioso de los premios.

El proceso de paz en Colombia –lo digo con profunda gratitud– es una síntesis afortunada de lo que hemos aprendido de ellos.

Los esfuerzos de paz en el Medio Oriente, en Centroamérica, en Sudáfrica, en Irlanda del Norte, cuyos artífices han recibido este galardón, nos mostraron el camino para avanzar en un proceso a la medida de Colombia.

También recogimos el legado de Jody Williams y la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonal, igualmente ganadoras del Nobel.

Después de Afganistán, Colombia ostenta el vergonzoso record de ser el país con más minas y más víctimas de minas en el mundo. Nuestro compromiso es tener nuestro territorio libre de minas para el año 2021.

Hemos recibido, asimismo, el respaldo de otros galardonados, como la Unión Europea y el presidente Barack Obama, que han comprometido a sus países a apoyar el crucial proceso de implementación del acuerdo de paz en Colombia.

Y no puedo dejar pasar la oportunidad de reiterar hoy un llamado que he hecho al mundo desde la Cumbre de las Américas de Cartagena en el año 2012, y que condujo a una sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas en abril del presente año.

Me refiero a la urgente necesidad de replantear la Guerra mundial contra las Drogas, una guerra en la que Colombia ha sido el país que más muertos y sacrificios ha puesto.

Tenemos autoridad moral para afirmar que, luego de décadas de lucha contra el narcotráfico, el mundo no ha logrado controlar este flagelo que alimenta la violencia y la corrupción en toda nuestra comunidad global.

El Acuerdo con las FARC incluye el compromiso de este grupo de romper cualquier vínculo con el negocio de las drogas, y de contribuir a combatirlo.

Pero el narcotráfico es un problema global y requiere una solución global que parta de una realidad inocultable: la Guerra contra las Drogas no se ha ganado, ni se está ganando.

No tiene sentido encarcelar a un campesino que siembra marihuana, cuando –por ejemplo– hoy es legal producirla y consumirla en 8 estados de los Estados Unidos.

La forma como se está adelantando la guerra contra las drogas es igual o incluso más dañina que todas las guerras juntas que hoy se libran en el mundo. Es hora de cambiar nuestra estrategia.

En Colombia, también nos han inspirado las iniciativas de Malala, la más joven receptora del Premio Nobel, pues sabemos que solo formando las mentes, a través de la educación, podemos transformar la realidad.

Somos el resultado de nuestros pensamientos; pensamientos que crean nuestras palabras; palabras que crean nuestras acciones.

Por eso tenemos que cambiar desde adentro. Tenemos que cambiar la cultura de la violencia por una cultura de paz y convivencia; tenemos que cambiar la cultura de la exclusión por una cultura de inclusión y tolerancia.

Y, hablando de coexistencia, también hemos aprendido del exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore y del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en su empeño por preservar el planeta.

Qué bueno poder decir que el fin del conflicto en Colombia –el país más biodiverso del mundo por kilómetro cuadrado– traerá importantes dividendos ambientales.

Al reemplazar los cultivos ilícitos por cultivos legales, la deforestación generada para sembrar coca disminuirá. Además, ya no se verterán millones de barriles de petróleo a nuestros ríos y mares por causa de atentados a la infraestructura petrolera.

En conclusión: el proceso de paz de Colombia que se premia hoy en Oslo es la síntesis y el resultado de muchos esfuerzos positivos que se han realizado a través de la historia y alrededor del mundo, y que han sido valorados y exaltados por este Comité del Nobel.

Apreciados amigos:

En un mundo en que los ciudadanos toman las decisiones más cruciales –para ellos y para sus naciones– empujados por el miedo y la desesperación, tenemos que hacer posible la certeza de la esperanza.

En un mundo en que las guerras y los conflictos se alimentan por el odio y los prejuicios, tenemos que encontrar el camino del perdón y la reconciliación.

En un mundo en que se cierran las fronteras a los inmigrantes, se ataca a las minorías y se excluye a los diferentes, tenemos que ser capaces de convivir con la diversidad y apreciar la forma en que enriquece nuestras sociedades.

A fin de cuentas, somos todos seres humanos. Para quienes somos creyentes, somos todos hijos de Dios. Somos parte de esta aventura magnífica que significa estar vivos y poblar este planeta.

Nada nos diferencia en la esencia: ni el color de la piel, ni los credos religiosos, ni las ideologías políticas, ni las preferencias sexuales. Son apenas facetas de la rica diversidad del ser humano.

Despertemos la capacidad creadora para el bien, para la construcción de la paz, que reside en cada alma.

Al final, somos un solo pueblo y una sola raza, de todos los colores, de todas las creencias, de todas las preferencias.

Nuestro pueblo se llama el mundo. Y nuestra raza se llama humanidad.

Si entendemos esto, si lo hacemos parte de nuestra conciencia individual y colectiva, entonces podremos cortar la raíz misma de los conflictos y de las guerras.

En 1982 –hace 34 años– comenzaron los esfuerzos para alcanzar la paz de Colombia mediante el diálogo.

Ese mismo año, en Estocolmo, Gabriel García Márquez, quien fue mi aliado en la búsqueda de la paz, recibió el Premio Nobel de Literatura, y habló de “una nueva y arrasadora utopía de la vida (…) donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Hoy Colombia –mi amado país– está disfrutando de esa segunda oportunidad, y les doy las gracias, miembros del Comité Noruego del Nobel, porque en esta ocasión no solo premiaron un esfuerzo por la paz: ¡ustedes ayudaron a hacerla posible!

El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia.

¡Que su luz ilumine al mundo entero!

Write comment (0 Comments)

Por redacción ECOS. Foto SIG.- El Presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón desde Noruega y junto a Berit Reiss-Andersen, vicepresidenta del Comité noruego del Nobel, en el Instituto Nobel de Noruega en Oslo, pidió a la Corte Constitucional que le dé la bendición  al fast track, para implementar los acuerdos entre el Gobierno y la Farc y que fueron refrendados por el Congreso de la República.

Desde Noruega donde recibirá este sábado 10 de diciembre el Premio Nobel de la Paz 2017, el jefe de Estado colombiano señaló que esa designación "fue como un regalo del cielo y un enorme impulso" para lograr el acuerdo con las Farc y dijo que si se agiliza el trámite con los proyectos para implementar los acuerdos más rápido se llega a la entrega de armas de ese grupo insurgente.

El presidente Santos dijo que lo que parecía ser un sueño imposible para los colombianos es ahora una realidad porque “las Farc se están desplazando hacia las zonas veredales donde se concentrarán y desarmarán”.

El mandatario agradeció el apoyo de la comunidad internacional al proceso de paz, especialmente a Noruega, un país que ha sido clave para impulsar los diálogos entre el Gobierno y las Farc como garante en el proceso que está logrando la verdadera convivencia entre los colombianos después de cinco décadas de conflicto.

Write comment (0 Comments)

Redacción y foto: ECOS.-Las comisiones económicas del Congreso, en menos de 24 horas, aprobaron en primer debate la denominada Reforma Estructural Tributaria presentada por el Gobierno Nacional, quedando pendiente sólo que  plenarias de Senado y Cámara le den el último debate.

Fue una sesión de más de 13 horas donde las comisiones terceras y cuartas de Senado Y Cámara de Representantes, le abrieron paso al 19 por ciento al IVA, menos para los productos de la canasta familiar. Incrementar el impuesto a los cigarrillos, gasolina, la reorganización para la unificación de la tributación de las empresas, eliminación del tributo a la riqueza, la permanencia del 4×1.000 y  el impuesto a los dividendos, entre otros.

La iniciativa gubernamental con más de 300 artículos, ha generado polémica porque su aprobación en primer debate,  no tuvo la suficiente discusión, pues se limitaron a oír los ponentes y abrir la votación dando paso para que sean las plenarias de cada corporación, las que definan el texto de un proyecto que de una u otra manera toca el bolsillo de todos los colombianos.

Después de la exposición de los ponentes y de respuestas del Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas Santamaría a inquietudes de los senadores y representantes, se procedió a votar en bloque casi el 40 por ciento de los artículos del proyecto que incrementa el IVA en un 19 % después de 20 años que no se aumentaba.

La mayoría de congresistas de las comisiones económicas coincidieron en la necesidad de transformar el Estatuto Tributario. Hubo propuestas de diferentes parlamentarios, entre ellos  el senador Antonio Navarro, otra, la del Centro Democrático, que radicó el congresista Iván Duque horas antes de la ponencia mayoritaria y que se opuso al incremento del IVA, pero que fue votada negativamente por las mayorías. El senador del Polo Democrático Alternativo Jorge Enrique Robledo, que participó en el debate pese a no ser integrante de las comisiones económicas, fue contundente en criticar la propuesta en varios aspectos de su contenido por considerarla lesiva, hasta el punto que puso al Ministro Cárdenas a responder todas las inquietudes para que no se le enredara el tramite en su primer debate. 

Lo que quedó planteado en primera instancia es la reducción de 1 billón de pesos  en el próximo año, en comparación con lo que esperaba el Gobierno cuando presentó la propuesta: más de 7 billones de pesos.

El senador Navarro, uno de los coordinadores ponentes,  fue claro en señalar que la idea de subir el IVA y apretar la carga tributaria, principalmente a las personas naturales, “no llegó en el mejor momento, teniendo en cuenta que la economía viene en un proceso de desaceleración y la inflación, hasta hace cuatro meses, avanzaba en su escalada alcista”, pero agregó que “ en medio de las necesidades financieras del Estado colombiano, era necesario buscar fórmulas más allá del incremento en el IVA para no afectar a los colombianos”.

La inquietud de Navarro llevó a que las mayorías se pusieran al incremento de la base gravable del impuesto de renta que inicialmente planteó el Gobierno, con lo cual, 500.000 personas, más que todo de menores ingresos, entrarían a ser contribuyentes.

“Es necesario defender la sostenibilidad fiscal porque de ella depende la política social con la cual se beneficia a los colombianos con menores posibilidades”, propuso el representante a la Cámara de Norte de Santander Alejandro Chacón quien a nombre del Partido Liberal explicó que a cambio del aumento del IVA, el alivio para los colombianos con escasos recursos viene por el lado de no gravar el internet para los estratos 1, 2 y 3; no ampliar la base gravable de los que pagan impuesto de renta y el mejoramiento de la competitividad de las empresas para que generen empleo.

Le queda la responsabilidad de la iniciativa a las plenarias de Senado y Cámara sin descartar que en ese último debate podrían resurgir temas como el de las bebidas azucaradas que se eliminó en su aprobación en primer debate.

En medio del anuncio de sesiones extraordinarias para aprobar proyectos que implementen implementen los acuerdos en La Habana, anunciados por el Gobierno, la Reforma Tributaria no tiene reversa y será otro de los temas polémicos en materia económica para el Gobierno Santos cuyo capital político  le hace honor al premio de Noruega: el Nobel de la Paz y que está a punto de alcanzar en Colombia.

Write comment (0 Comments)

Por Redacción Ecos. Foto: Univisión. El Presidente electo de EE.UU., Donald Trump, afirmó que  lo que calificó como "ciclo destructivo de intervenciones y caos" debe finalizar de una vez.

En un discurso ante sus seguidores en Fayetteville, en el Estado de Carolina del Norte, Trump señaló que su Política Exterior y de Seguridad Nacional estará "guiada por las lecciones de la historia y el deseo de promover la estabilidad, la estabilidad en todas partes y fortalecer el país”.

Trump aseguró que promoverá la estabilidad en el mundo, fortalecerá la defensa estadounidense y "sólo apelará al uso de las fuerzas militares cuando sea del vital interés de la Seguridad Nacional de EE.UU.".

"Este ciclo destructivo de intervención y caos debe llegar de una vez a su fin", apuntó. El Presidente electo afirmó que EE.UU. debería centrarse en combatir el Terrorismo, en vez de en los cambios de régimen. "Dejaremos de correr detrás de derribar regímenes extranjeros de los que no sabemos nada, con los que no deberíamos estar involucrados", dijo.

"En lugar de ello, debemos centrarnos en vencer al terrorismo y destruir al Estado Islámico", señaló Trump, en un acto en Carolina del Norte, que formó parte de su gira de agradecimiento (thank you tour) a sus electores.

Este martes Trump estuvo acompañado por el ex General James Mattis, quien será su Secretario de Defensa. El militar de 66 años agradeció su nominación a Trump y dijo, en su breve discurso, estar contento con su futura tarea.

Trump visitará en los próximos días y semanas otros estados, sobre todo los llamados "swing states", que le aseguraron la victoria del 8 de noviembre.

Write comment (0 Comments)

Por Redacción Ecos. Foto: UNICEF.-  Violada y asesinada, más previamente secuestrada en las inmediaciones de su casa, una niña de 7 años en Bogotá, es víctima de la violencia. Muchos de sus vecinos dicen haber visto al ejecutor de estos delitos cerca del barrio y la escuela de la menor asesinada. El país entero se conmueve al ver la foto de la pequeña. Su familia se había desplazado desde el Cauca para lograr una mejor vida y edificar una casa al regreso. Su nombre era Yuliana Andrea Samboni.

A ultimas horas de la tarde de este lunes 5 de diciembre, El Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, junto al Director de Medicina Legal, Carlos Valdés y la Viceministra del despacho se dirigieron a la nación.

“El día de hoy, durante 10 horas, se examinó el cuerpo de la menor de 7 años, obteniendo material probatorio abundante y suficiente, que nos permite demostrar que la causa de la muerte fue asfixia mecánica, por sofocación y estrangulamiento. En el cuerpo de la menor hay evidencia que demuestran que fue objeto de abuso sexual”, indicó el Director Valdés.

Consecutivamente, el Fiscal Martínez fue contundente en afirmar que en este caso habrá justicia inmediata. Agregó que, gracias al trabajo del CTI, se ha obtenido valiosa evidencia adicional a la que entregó el instituto forense.

“Tenemos todos los vídeos, desde el momento que fue secuestrada la menor. Tuvimos acceso a lugares como la habitación privada. Tenemos partes de la vestimenta de la menor, que quedaron en distintos lugares. Hemos realizado inspecciones todo el día. Obran testimonios en la investigación y frente a este horrendo crimen podemos decirle al país, a la comunidad y a su familia, que habrá justicia de manera inmediata” aseveró el Fiscal General.

Asimismo,  el titular del ente investigador de Colombia en materia de justicia, reveló que algunas personas intentaron modificar la escena del crimen, para obstruir la justicia.

“Quiero provechar para notificar a los terceros, que la Fiscalía no va a permitir que se obstruya la justicia. La escena del crimen fue manipulada y he instruido a los detectives para que judicialicen a los terceros que están intentando obstruir la acción de las autoridades. La Fiscalía va a actuar de manera inmediata. Hemos tomado todas las precauciones. No voy a permitir que terceros sigan manipulando la investigación”, concluyó Martínez.

Los pronunciamientos oficiales  se dieron justo cuando cientos de ciudadanos se concentraron en el Parque de Lourdes para exigir justicia en este caso. Con flores blancas, velas y carteles rechazaron el atroz hecho exigiendo el máximo castigo contra el ejecutor.

El victimario, un profesional, identificado como Rafael Uribe Noguera, secuestró a Yuliana Samboni en el humilde Barrio Bosque Calderón Tejada, que colinda con os cerros orientales d la capital de Colombia  y la llevó hasta un lujoso apartamento de propiedad de su familia en Chapinero, donde la torturó, violó y asesinó brutalmente.

Uribe Noguera, que no ha sido capturado sino retenido ante la falta de una orden de captura, está internado en la Clínica Vascular Navarra, al noirte de la ciudad, por "una crisis" derivada del exceso de consumo "durante las últimas horas de alcohol con algún tipo de estupefaciente", expresó el Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, General Hoover Penilla.

Cristina Plazas, Directora del ICBF, expresó que "Colombia entera pide a gritos la cadena perpetua para estos violadores de niños, no creo que haya un colombiano y vecino que quiera a un violador de niños en la casa de al lado porque pone en riesgo la vida de otros niños. Por eso seguimos luchando y haciéndole un llamado a la sociedad y al Congreso para que se abra este debate nuevamente y condenemos a estos criminales a la cárcel por siempre y que no estén en la calle poniendo en riesgo la vida de nuestros niños”.

Agregó que “En el país se abrió una prueba peligrosa, jueces le otorgan beneficios a los violadores de niños, están en casa por cárcel… en su casa feliz, cómodos, esperando que le lleven desayuno a la cama, eso no lo podemos seguir permitiendo”.

La familia del delincuente que abusó de la niña occisa, lamenta el hecho sucedido, asume que la tragedia que afecta a las dos familias y promete colaborar con el caso, para que su familiar asuma su responsabilidad, así lo expresaron en un comunicado a los medios de comunicación.

Ec preciso señalar que las cifras dan idea que lo sucedido ya es cotidiano en Colombia. Según un Informe de la ONG Internacional Save the Children, cada hora, dos niños llegan a Medicina Legal, por haber sido presuntamente víctimas de abuso sexual. Además, cada día, tres menores de edad son abandonados y dos, asesinados.

Dentro de los datos sobre violencia sexual contra los niños, niñas y adolescentes colombianos, que recoge el documento de Save the Children, basado en cifras oficiales de Medicina Legal del 2015 y otras instituciones colombianas, hay algunos tan graves como que el 75% de los exámenes que lleva a cabo Medicina Legal, para determinar si alguien sufrió este delito son practicados a menores de 14 años, siendo las niñas, entre edades entre los 10 y 14 años, las más abusadas, pero ya se presenta morbilidad en niñas menores de 4 años o menos, con un 10.65%.

Todos los hechos reseñados gritan la gravísima realidad de la sociedad colombiana y la necesidad de respuestas, no sólo destinadas a que los responsables paguen por sus delitos y éstos no queden impunes, sino para proteger a los niños y adolescentes y a sus familias de la violencia.

No hay más espera, la sociedad colombiana requiere de manera inmediata estrategías y una política clara y contundente que analicen los factores y causales de esos atroces delitos, que definan perfiles, comprometan equipos  inter y multidisciplinarios, con acciones integrales, institucionales, comunitarios y definitivamente orientados a proveer herramientas a las familias y las comunidades para mejorar su calidad de vida. 

La sociedad colombiana no permite más flexibilidades contra esa clase de criminales que atentan no sólo contra los niños inocentes, sino contra sus familias y la sociedad colombiana.

Write comment (0 Comments)

Redacción y foto ECOS.-Los ponentes del proyecto de reforma tributaria llegaron a un acuerdo con el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas para establecer esa tarifa básica del IVA, a partir del primero de enero del 2017, pero no se aplicará para los productos básicos de la canasta familiar.

Acordaron eliminar un gravamen para las bebidas azucaradas y se mantiene el monotributo de incremento de impuesto a los cigarrillos, se elimina el IVA que se había propuesto para periódicos y revistas.

Las personas naturales que tengan ingresos por $3"500.000 deben declarar renta pero no están obligadas a pagar, mientras que las personas jurídicas establece un impuesto de renta del 34 %, más una sobre tasa del 6 %. Se establece que a partir del  2019 la tarifa baja del 34 al 33 por ciento y un sobre tasa del 4 por ciento.

La ponencia que iniciará su discusión este martes en las comisiones económicas de ambas cámaras, incluye un impuesto a los dividendos del 5 % para capitales inferiores a $18 millones de pesos y el 10 por ciento, para más de $18 millones.

Con esos propuestas, entre otros aspectos, el  Gobierno espera recaudar seis billones de pesos en el próximo año en la Reforma Tributaria Estructural, que tiene mensaje de urgencia y que será discutida y votada en las plenarias de cada cámara en sesiones extraordinarias según lo anunció el Presidente del Congreso Mauricio Lizcano.

Write comment (0 Comments)

Por Luis Fernando García Forero.-En el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc, se han presentado escenas entre los victimarios y las víctimas del conflicto,  que no sólo reflejan el ánimo de pasar la página de la guerra, sino que el hecho de pedir perdón, aunque sea duro reconocerlo, por parte de quienes la han sufrido, demuestra que sí en realidad el camino a la convivencia nacional nos va a llevar a una paz verdadera y duradera.

Ya varios actos de perdón de las Farc señalan que quieren en verdad el camino de dejar las armas y entrar a participar de la vida civil y política en Colombia. El perdón también lo ha hecho el Gobierno, en algunos episodios, por los abusos que cometieron los agentes del Estado en el conflicto que han tenido por más de 50 años.

Este sábado el escenario fue el Valle del Cauca, donde las Farc reconocieron que cometieron  una “injusticia” con diputados de ese departamento. Integrantes de ese grupo guerrillero en cabeza de Pablo Catatumbo pidieron perdón a las familias de los diputados. Ya lo habían manifestado públicamente, pero esta vez frente a los seres queridos de esos dirigentes políticos que cayeron en desgracia por el secuestro en manos de ese grupo armado.

“En nombre de las Farc-EP, y de su delegación de paz, queremos expresar nuestro más sincero y público reconocimiento de responsabilidad y pedir perdón a las víctimas y familiares de los once diputados del Valle del Cauca, los cuales se encontraban retenidos y bajo responsabilidad de nuestra organización”, expresó con sentimientos de culpabilidad el vocero de las Farc, Pablo Catatumbo.

Con la presencia de uno de los sobrevivientes de ese secuestro Sigifredo López, el vocero de las Farc, Pablo Catatumbo fue justo en destacar que “pedimos perdón por un hecho que no nos enorgullece” e “independientemente de cualquier circunstancia, ellos se encontraban en nuestro poder y era nuestro deber preservar su vida e integridad física”.

De esa manera se está dando cumplimiento a las manifestaciones de perdón por parte de ese grupo insurgente y que próximamente dejará las armas. Ya lo hicieron en Bojayá por la masacre del 2002, ahora por el secuestro de los 12 diputados y el asesinato de 11 de ellos hace más de 9 años.

“Nunca fue una acción intencionada, porque no teníamos nada en contra de los diputados", señaló Catatumbo ante la presencia de más de 40 familiares de esos dirigentes del Valle, quienes asistieron al suceso y quienes se sintieron satisfechos por las palabras de las Farc, porque lo consideraron “como una salida para el dolor”, como lo dijo John Jairo Hoyos , hijo de uno de Las víctimas  de ese horrendo hecho.

Sigifredo López, el único sobreviviente de ese hecho,  al lado de sus familiares más íntimos fue contundente en responderle a las Farc que concedía el perdón “no una vez, sino setenta veces siete”, pero  que no olvidará lo que pasó. “Las infamias hay que recordarlas para que queden grabadas en la memoria colectiva y nunca más se repitan con otras víctimas”.

Al término de la reunión Sigifredo López enfatizó ante los medios que  “los sentí sinceros” y  recordó que el asesinato de sus compañeros no fue en vano “porque después de ese hecho los colombianos salieron a las calles a decir ‘No más Farc’ y ellos entendieron que el secuestro fue un error, una estrategia fallida, que no podían seguir secuestrando en nombre de la libertad, y esa es la razón por la que están pidiendo perdón”.

El proceso para consolidar la Paz en Colombia gravita en medio del perdón y el dolor. El perdón hará que los colombianos miremos al futuro con fe y esperanza y el dolor, con la atención y el acompañamiento a quienes fueron víctimas del conflicto armado en Colombia, sanará y será memoria para que nunca vuelva a repetirse.

Es un camino largo, pero definitivo para la reconciliación nacional.

Write comment (0 Comments)

Por Redacción ECOS. Foto somosdefensores.org.- La cifra es clara y preocupante, permite alertar al Gobierno y a las autoridades para que impidan que los enemigos de la paz en Colombia sigan torpedeando el proceso de reconciliación entre los colombianos: van 83 líderes asesinados de Defensores de Derechos Humanos en el territorio nacional.

Así lo dio a conocer el coordinador nacional de la Red de Defensores Humanos del movimiento político Marcha Patriótica, Cristian Raúl Delgado, quien aseguró que un informe  al interior de esa colectividad indica que en lo corrido de este año han asesinado a muchos de sus militantes en el país.

“En nuestro registros son 83 asesinatos a defensores de Derechos Humanos. El índice más alto se presenta en el departamento del Cauca, lo sigue Antioquia, Nariño, Meta, Caquetá y Putumayo que son donde más se han presentado hechos de violación a Derechos Humanos“, aseguró Delgado.

“Explicó que en la mayoría de estos casos los responsables son los paramilitares que buscan controlar las rutas del narcotráfico y la minería ilegal”, aseveró Delgado precisamente a pocos días del 10 de diciembre cuando se celebra a nivel mundial la defensa de los Derechos Humanos.

El tema es delicado según afirmaron varios dirigentes políticos a nivel nacional quienes expresaron que se trata de torpedear el avance de los acuerdos de La Habana y que fue refrendado esta semana por el Congreso de la República.

Ante la situación que se está presentando respecto al aumento de esos asesinatos, el coordinador de Marcha Patriótica Cristian Raúl Delgado,  instó al Gobierno para que de manera inmediata se presenten a consideración del Congreso  los proyectos enfocados al posconflicto ya que se le podría hacer frente a las acciones criminales de grupos ilegales y prevenir más muertos “porque todos los días los líderes sociales reciben amenazas”.

Write comment (0 Comments)