México, D.F.- 14 de marzo de 2018. Por Redacción Ecos. Foto: ONU/BM.- Así lo revela un informe de la ONU y el Banco Mundial y que llevó a once jefes de Estado a alertar a sus colegas del mundo,  sobre el inminente peligro por la escasez del líquido vital y advertir que al menos setecientos millones de personas corren el riesgo de verse desplazadas, de aquí al 2030, debido a la falta de H2O.

El escenario fue un panel en Ciudad de México, copresidido por el Presidente de México, Enrique Peña Nieto y la Presidenta de las Islas Mauricio, la bióloga, Ameenah Gurib-Fakim, cuyas conclusiones del reporte se enmarca en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Las cifras parecen reducidas frente a los 2.000 millones de personas que en este momento se ven obligadas a beber agua que no presenta todas las garantías de salubridad, o las 4.500 millones que no cuentan con unas instalaciones sanitarias suficientemente higiénicas.

Pero, además, la falta de agua o el límite en el acceso al agua potable, tienen ramificaciones que van más allá de la salud porque es preciso señalar que afectan aspectos sociales, culturales, económicos y ambientales.

Por ejemplo, las mujeres y las niñas sufren más por la falta de agua y de servicios de saneamiento, lo que pone en riesgo no solo su salud, sino también su educación.

Otro ejemplo y que forma parte del informe, es el hecho que el 80% de las aguas residuales se descarga en los mares y ríos sin ser tratada, lo que impacta en el medio ambiente.

También se revela, sorprende e impacta que el 90% de los mil desastres naturales más devastadores desde 1990, han estado relacionados con el agua.

“El mundo afronta una crisis del agua. El agua es un recurso precioso y una de las mayores amenazas al avance económico, erradicación de la pobreza, la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible”, señalan estos líderes en una carta abierta en la que reconocen la necesidad de poner en marcha “políticas sólidas y una gestión transparente e ideas innovadoras”, para cuidar y saber manejar el líquido  vital.

También aseguran que es necesario doblar las inversiones en infraestructuras hidráulicas en los próximos cinco años buscando fórmulas para hacer atractiva esa inversión. Pero advierten que los “cuantiosos cambios que se necesitan, no van a ser fáciles”.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, fue enfático en señalar que “El agua es un elemento esencial de los seres humanos. El 60% de nuestro cuerpo está compuesto de agua, por lo que no es una exageración decir que la escasez de agua es un asunto de vida o muerte”.

El informe,  que dio paso a un S.O.S de los once mandatarios presentes en el evento, supone una llamada de atención para que la población mundial asuma un cambio en la forma como se debe utilizar el agua con el objeto de lograr los objetivos del Desarrollo Sostenible, en particular el número 6, relativo al agua limpia y el saneamiento.

En representación de México, el documento fue entregado a Guterres por el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano, y el Director de la Comisión Nacional del Agua de México, Roberto Ramírez de la Parra.

“Somos una región sumamente vulnerable ante los efectos del cambio climático, pero no había habido un esfuerzo importante de coordinación para diseñar políticas que enfrenten la escasez del agua”, explicó Pacchiano, quien agregó que para el 2030, casi el 40% del planeta va a tener problemas de abastecimiento de agua. “Si no empezamos a tomar medidas hoy, vamos a tener dificultades”, aseveró.

“La principal víctima del cambio climático se llama agua”, dijo por su parte Ramírez de la Parra. Las lluvias torrenciales, los huracanes más potentes y las sequías son algunas de las consecuencias de este fenómeno. “Todo el mundo piensa en los gases de efecto invernadero, pero si alguien quiere ver qué está sucediendo con el cambio climático hay que voltear a ver el agua”.

Una de las recomendaciones que el panel presentó es crear una base de datos compartida entre diferentes países para, por ejemplo, administrar mejor las cuencas de agua compartidas. “México es un claro ejemplo. Nosotros compartimos frontera y cuenca con Estados Unidos, tanto por la parte del Río Bravo, como del Río Colorado”, explicó Ramírez.

Por ello no dudó en afirmar que “nuestras experiencias tienen que servir como recomendación para otros países”.

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