La caída de la economía de la UE y el freno de crecimiento de la economía de EEUU han terminado por afectar el crecimiento de la economía china y la de la India, consideradas las dos locomotoras de la economía global. 

La economía china viene hace rato en un franco proceso de desaceleración de su crecimiento, de tasas anuales superiores al 9.5% se pronostica que para este año puede estar bordeando el 7.5%. Por su parte la economía de la India, que afronta una crisis energética sin par, creció el primer trimestre de este año el 5.3%, el ritmo más bajo casi una década y muy lejos de la meta para el 2012 del 9%. Y no es para menos, dado que estas dos economías tienen en EEUU y UE sus dos principales mercados de exportación.

Y, claro, al bajar el ritmo de crecimiento de la producción de las economías de China y la India, baja la demanda de estas por materias primas y de paso arrastran a la baja los precios a los cuales se cotizan las mismas. Y América Latina en general y Colombia en particular han experimentado en los últimos años un vertiginoso proceso de reprimarización de su economía y dependen cada vez más de las exportaciones de productos primarios, afectados ahora por la baja en la demanda por los mismos y la destorcida de sus precios a que ella da lugar. Ello, lógicamente está repercutiendo en la desaceleración de sus economías, que se alejan cada vez más de sus metas de crecimiento y se teme que la burbuja en la que se había convertido el boom minero – energético esté llegando a su fin.

Además de su gran vulnerabilidad, por la exagerada dependencia con respecto a las exportaciones de materias primas, los países de Latinoamérica se encuentran hoy en una posición mucho menos sólida que cuando sobrevino la crisis de 2008, pues, como lo sostiene la analista Liliana Rojas “en términos generales se han deteriorado. Esto le quita margen de maniobra para estimular sus economías con gasto público”. En otras palabras sus posibilidades son limitadas para la implementación de una política contracíclica basada en la inversión pública. Esta aseveración es mucho más cierta en el caso de Colombia, que fue el único país de la región que no supo corregir su déficit fiscal aprovechando el llamado Quinquenio virtuoso (2003 – 2007) durante el cual los productos básicos se beneficiaron de la espiral alcista de sus precios y sigue aprisionada por los déficits gemelos.

Ahora la espiral alcista de los precios de los commodities se está revirtiendo debido al declive de la economía global, lo cual ha provocado el mayor y más amplio descenso de los precios de los commodities desde la Gran crisis de 2008, sorprendiendo a los productores y exportadores y creando un aumento desmesurado en la oferta y los inventarios de materias primas en todo el mundo entre finales de febrero y mediados de junio. Este brusco giro ha trastornado el mercado de productos básicos y sus consecuencias no se han hecho esperar.

Ahora bien, sus repercusiones serán muy graves para el país, porque un porcentaje cada vez mayor de las exportaciones de Colombia son productos básicos. El país ha venido experimentando una especie de involución, pues, según ANIF, “Colombia hizo un interesante esfuerzo diversificador durante los años 1965 – 1974…las exportaciones no tradicionales (especialmente manufacturas) llegaron a pesar cerca de un 50% en el total exportado…De hecho, las exportaciones tradicionales de commodities han vuelto a representar un 70%, generando una peligrosa dependencia de dichos productos…En cambio las exportaciones no tradicionales se han estancado en niveles de US $17.000 millones al cierre del 2011, cifra inferior a los US $18.000 millones de 2008”.

Es muy diciente que, de acuerdo con cifras del DANE, el petróleo aportó 97 de cada 100 dólares de aumento de las exportaciones durante el mes de enero. Es decir que si prescindiera del petróleo, el incremento de las ventas al exterior habría sido de sólo 0.7% y no del 24%, que fue el aumento del total de las exportaciones ese mes. En el mes de marzo las exportaciones no tradicionales sólo se incrementaron 0.1%, en contraste con el incremento de las tradicionales que fue del orden del 21.7%. En suma, las exportaciones de productos mineros – energéticos acaparan el 70% de las exportaciones totales, lo cual es una barbaridad.

 

Miami, agosto 4 de 2012

 

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