Uno de los proyectos de ley anunciados por el Gobierno hace rato y que había despertado mayor expectativa era el de la reforma tributaria. 

El Ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverri viene amagando con su presentación desde el año anterior. El Gobierno, dubitativo y patidifuso como ha estado, después de deshojar margaritas para ver si la radicaban o no en el Congreso de la República para su trámite, al cabo de las quinientas resolvieron meterla al congelador so pretexto de que todavía no está a punto para ser debatida, que es una forma eufemística de decir que no están dadas las condiciones para su tramitación.

Aún haciendo abstracción de las dificultades políticas actuales y del ambiente enrarecido que hay en el Congreso y en el país, la propuesta de reforma tributaria del Gobierno, no importa el momento en que la presente, será un hueso duro de roer. Propuestas tales como reducir la tarifa del impuesto de renta para las empresas del 33% al 26% y gravar a la clase media, eliminando la exención de 25% a los salarios y de contera reducir de 7 a 3 las tarifas del IVA, nivelándolas por lo alto, no van a ser de buen recibo para las más amplias mayorías de colombianos. Como lo afirma el ex ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, “lo que el Gobierno está planteando es una reforma estructural que exige un consenso fuerte para tener éxito en la tarea. Pero no veo eso en un escenario en el que las relaciones entre el Congreso y el Gobierno quedaron fracturadas”.

Aunque el Gobierno ha sostenido que esta reforma no busca aumentar ni las tarifas impositivas ni mayores recaudos, sino modernizar el Estatuto tributario, eso nadie lo cree. El hecho es que dada la desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía, que se puede ver acentuada por los coletazos de la crisis internacional, es de prever que ello va a afectar las finanzas públicas el año venidero. No se sabe de dónde saca el Director de la DIAN Juan Ricardo Ortega y en qué se fundamenta él para sostener que “la crisis que podría afectarnos mucho, no se va a dar por el momento”, sólo para concluir que “con la reforma, no tenemos urgencia, nadie tiene urgencia”, que la reforma “es importante, no es urgente”.

Lo cierto es que, como lo advierte el Presidente de ANIF Sergio Clavijo, el coletazo de la crisis internacional es “una mala noticia para el país debido a que en medio de la turbulencia económica mundial el precio del petróleo está cayendo, razón que afecta el recaudo del Gobierno vía Ecopetrol. El recaudo está en 14 puntos del PIB. Se necesita buscar dos puntos del PIB adicionales y hay que desmontar por la vía legal las exenciones. Así mismo, tratar de taponar la evasión y la elusión”

Insiste, además, en que “si los precios del petróleo y el carbón continúan cayendo y el Gobierno no busca el camino para lograr la reforma tributaria, caerán los recaudos y se ampliará el déficit fiscal, especialmente si es verdad que el Gobierno está comprometido con una gran inversión para impulsar a fondo las obras de infraestructura”. Con él coincide Leonardo Villar, Jefe de Fedesarrollo: “urge presentar la reforma tributaria para incrementar pronto el recaudo y equilibrar el déficit fiscal del Gobierno”. Hay que tener en cuenta, además, que la entrada en vigencia de los TLCs, particularmente el suscrito con EEUU, tiene un costo fiscal y será necesario arbitrar los recursos para tapar ese hueco y ello tampoco da espera.

Según ANIF, en el caso del TLC con EEUU “ello representará un sacrificio fiscal del orden de los $645.000 millones en el primer ano, cifra equivalente al 0.2% del PIB, según las propias cifras del Marco Fiscal de Mediano Plazo presentado en el año 2006". De modo que nada se gana el Gobierno con hacer alarde de que con el “histórico” presupuesto de inversión para el 2013 de $40.7 billones (5.6% del PIB), si a la hora de la verdad la situación fiscal puede llegar a obligar el recorte de los mismos, dada la inflexibilidad del presupuesto de funcionamiento. Cabe preguntarse si ante las aulagas fiscales que se prevé el Gobierno sostendrá la caña.

 

Bogotá, julio 22 de 2012

 

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