Por Gabriel Ortíz.-Las negociaciones de paz de La Habana deben ir muy adelantadas, a pesar de los últimos crímenes y atropellos de las Farc y el ELN, que buscan, sembrar de muerte nuestros campos, asesinar a nuestros soldados, minar nuestro territorio y destruir la ecología colombiana.

Santos ha sido muy claro y se mantiene en su ley: ¡no al cese bilateral del fuego! No se debe dar ventajas a los alzados en armas, que podrían aprovecharlo para tomar un segundo aire. Además ha sido tajante al reclamar una celeridad en las negociaciones, porque la realidad es que la ciudadanía acusa cansancio. Pocos entienden cómo unos cómodos guerrilleros engordan y disfrutan de Cuba, mientras sus compatriotas son asesinados, aniquilados, secuestrados, ultrajados y arruinados.

Nadie entiende cómo algunos enemigos de la paz, continúan sembrado dudas y atacando las negociaciones, para desprestigiarlas y lograr que cada vez, más colombianos pierdan la confianza en un proceso que podría acabar con esta lucha que lleva más de 50 años exterminándonos, destruyéndonos.

Pues bien: ya enemigos obstinados y acérrimos han optado por la doble moral de atacar la paz y al mismo tiempo proponer “fórmulas salvadoras”. Difícil entender a gentes como el senador Uribe. Ahora le parece que con unos “arreglitos” -¿Cómo el articulito?- se podría llegar a la firma de la paz. Entre ellos hay cosas difíciles de entender. Si no hemos logrado un acuerdo en tres años de serias negociaciones, menos con unas propuestas inverosímiles… inaplicables.

A primera vista se puede colegir que está tratando de pegarse al tren de la victoria, al número ganador, al baloto. Quiere hacer la alineación después de terminado el partido. Que el cese unilateral del fuego debió exigirse antes de iniciarse las negociaciones, que haya uno o varios Caguanes en zonas despobladas y sin  ninguna economía y lejos de las fronteras, en los cuales se congregarían los guerrilleros desmovilizados pero armados. Que el tiempo que permanezcan allí se contabilice como cárcel para castigarlos. Es decir que tendríamos caguanes por todas partes y para rato.

La propuesta es idéntica a la que él, aplicó a los Paras en Ralito. Muchos creen que lo dejó el tren, porque en este momento, se está o no se está con la paz.

BLANCO: ¿Usted no sabe quién soy yo? dijo Neymar al árbitro. Qué muchacho tan mal perdedor.

NEGRO: Los Neymar colombianos que celebraron salvajemente el triunfo de la Selección.

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