En los últimos días el enfrentamiento entre el Presidente Juan Manuel Santos y el expresidente Álvaro Uribe se agudizó y parece haber alcanzado el punto de no retorno. 

Juan Manuel Santos, desde el día de su posesión, ha marcado distancia con el expresidente en temas como las relaciones internacionales, especialmente con Venezuela y Ecuador. Santos ha preferido una buena relación con sus vecinos y manejar las diferencias a través de los canales diplomáticos, mientras que Uribe hubiera preferido de una confrontación verbal con los presidentes Chávez y Correa. El Presidente conformó el gabinete a su leal saber y entender y aplicando criterios de reconciliación entre los distintos partidos a los que congregó en la llamada Unidad Nacional. Al expresidente no le cayó bien la designación de contradictores suyos en el alto gobierno. Mientras Santos consideró justo apoyar las leyes de víctimas y de tierras, la primera de inspiración liberal, Uribe consideró que esas leyes reavivarían la guerra entre los colombianos y por muchos medios trató de torpedearla en su trámite por el Congreso. Santos consideró que los ministerios suprimidos por Uribe debían ser reinstalados.

Contrario a lo que percibe el expresidente Uribe, muchos colombianos consideramos que la lucha contra la subversión ha continuado y en algunos casos con mucho éxito, evidentes en la caída de Cano y de otros altos dirigentes de la Farc.

Álvaro Uribe consideró sano ejercer una tutela sobre el gobierno Santos, o para decirlo francamente, pretendió gobernar en cuerpo ajeno. Eso no lo permitió Juan Manuel Santos, quien discretamente lleva casi 2 años tratando de hacerle saber al expresidente que en Colombia hubo un cambio de gobierno y que al frente de los destinos nacionales hay otro Presidente. Uribe se ha resistido y vía “Twitter” ha tratado de coparle la agenda al Presidente. La tasa se llenó y esta semana Juan Manuel Santos, en un prestigioso medio internacional, notificó que “Uribe es cosa del pasado” y a renglón seguido hizo un reconocimiento de lo que el expresidente realizó durante su gobierno de 8 años.

Me identifico totalmente con la posición del exministro Armando Estrada Villa, quien sostiene que esta confrontación será útil para la democracia puesto que garantizará una oposición importante al gobierno de Juan Manuel Santos. Hoy la oposición la realiza un descaecido Polo Democrático, que por paradójicas ironías de la vida, termina haciendo causa común con el doctor Uribe en la orilla de la oposición a Juan Manuel Santos.

Lo más patético que vamos a observar en los próximos días es el abandono paulatino que los parlamentario afectos al doctor Uribe Vélez realizarán para enlistarse definitivamente al lado del gobierno. Uribe padecerá el mismo mal que sufrió el partido liberal al inicio de su primer gobierno, y recibirá el transfuguismo de sus parlamentarios como remedio por él mismo recetado.

Bienvenida la oposición. Eso fortalece la democracia. Bien podría el expresidente organizar un gobierno en la oposición como sucede en Inglaterra, lo que le daría la oportunidad de manejar algún poder y de ser cabeza de algún gobierno, así fuera a la sombra.

Notícula. Mi solidaridad, la de mi familia y la de nuestro pueblo, Frontino, para con el doctor Guillermo Gaviria Echeverri y su distinguidísima familia. Es un verdadero prohombre que ya hace parte de la historia grande de Antioquia y que no merece a sus 87 años, todos llenos de grandes realizaciones, un trato como el que está recibiendo. Algún día brillará la justicia, que hoy hace más caso de las afirmaciones interesadas de los criminales, que toda una vida de decencia, pulcritud y servicio público.

 

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