Por Carlos Villota Santacruz.-Twitter@villlocol.-En el segundo debate presidencial que se llevó a cabo en el coliseo de la Universidad del Norte con transmisión en directo de Telecaribe y el acompañamiento de las redes sociales, quedó en evidencia que los ciudadanos colombianos lo que desean escuchar, a poco menos de 60 días de la primera vuelta, es propuestas y soluciones concretas para todas y cada una de las regiones  del país.

Los jóvenes, las mujeres  y las personas de la tercera edad en los 7 departamentos de la costa –a los que se suman las otras 4 regiones del país de 48 millones de habitantes- es que las campañas no se construyan en una hoja de ruta tradicional, a través de spot con “promesas vacías y los espejitos de colores” y dar paso a la cotidaneidad con capacidad de traducir la crisis social y económica en generación de empleo, educación, cultura, deporte, salud y darle un “nuevo vestido al turismo”, donde Colombia está llamada a jugar un papel fundamental en el siglo XXI.

Los jóvenes de ciudades como Barranquilla, Cartagena, Montería o Sincelejo no siguen ideas o partidos, seguirán a un candidato que tenga capacidad de diálogo, construir puentes más allá de la coyuntura y tenga la voluntad política de adelantar una reforma legislativa en el Congreso, donde la agenda este lidera por una reforma al sector rural, la justicia, , el sistema electoral, la reforma política y darle un nuevo “aire” al sistema nacional de regalías y participaciones.

Desde este jueves 5 de abril de 2018 hasta el 27 de mayo, las campañas presidenciales de Iván Duque, Sergio Fajardo, Germán Vargas, Gustavo Petro y Humberto de la Calle  deben “reconocer”  que el lenguaje de la comunicación cambio y que se requiere una visión de 360 grados, que facilite interpretar el aquí y el ahora, con una perspectiva de futuro viable y sostenible, respetando el “bolsillo de los colombianos”, agobiados por una alta tasa impositiva y en medio del segundo así más inequiativo de América latina, tan solo superado por Haití.

En nuestro sentir el mejor escenario para hacer de la campaña, una campaña de argumentos y con proyección nacional e internacional son los colegios, las universidades y la calle. Donde el ciudadano quiere hacerse participe de una cultura política que comience por “la oreja con propuestas” y no a través de largos y “maquillados” discursos por Youtube sentado en un escritorio y bajo un libreto.

En otras palabras, Colombia y los colombianos nos cansamos de los viejos escenarios de la política tradicional que llevó al poder a Andrés pastrana, Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos al poder reclaman propuestas para una generación con más futuro que pasado, que  tiene que ser decisiva a la hora de delinear programas de Estado para la región pacifica, los llanos orientales, la zona andina o lugares extremos de la geografía como Leticia y San Andrés y Providencia-

El reto que viene ahora para las campañas presidenciales, es como captar  el voto de los abstencionistas, de los jóvenes y de las mujeres – que hoy están firmes- alrededor de causas como la educación y el respeto de sus derechos fundamentales, al tiempo de “abrir una puerta” a las nuevas  audiencias, que no solo deben descansar en las redes sociales, sino en darle la cara a los ciudadanos.

Si miramos con detenimiento, las redes sociales, son a esta altura de un año pasado por agua “un gran hervidero de posverdad, que a la luz de la comunicación social, el periodismo y la comunicación es inaceptable y puede conducir al país  “a una guerra civil verbal sin precedentes”, con un alto impacto al interior del Estado, una vez se posesione el sucesor de Juan Manuel Santos el 7 de agosto.

También es oportuno indicar, que menos de 10 días que el presidente de los Estados Unidos Donald Trump visite Colombia por primera vez, que de una u otra manera será un indicador del papel que tendrá Colombia “Era posSantos”. Los jóvenes entre 18 y 25 años si quieren ser parte del cambio. “Lo harán votando”. Lo que los candidatos presidenciales deben reconocer es que atrás quedaron los discursos eternos sobre la política intrinsica. Que quieren una vida real para ellos y su descendencia. Que quieren un presidente que se pueda conversar. Que no provoque miedo o solo rechazo cuando aparezca en televisión como Jefe de Estado o presida el recibimiento de una delegación deportiva, después de llevar la bandera nacional, a sitiales de honor en cualquier lugar del mundo. No quieren el oportunismo. “O no sabe quién soy yo” “O yo hice”. Quien un presidente con capacidad gerencial y proyectado a una Colombia, más allá de la “estadística electoral”.

Si algo quedó claro en el debate presidencial de Telecaribe, es que los movimientos sociales, la crisis de los servicios públicos y la defensa del medio ambiente, es la clave para que los caribeños acudan a las urnas en la última semana del mes de mayo. Su mirada es fresca y tiene vuelo propio. Considero como consultor político, que esta ciencia del conocimiento la comunicación en las semanas que están por venir generaran estímulos y respuestas adecuadas al contexto que experimenta Colombia, que el lunes 9 de abril conmemorará el Día nacional de las Victimas con una sesión del Congreso en pleno presidida por el presidente del senado Efraín Cepeda (Conservador).

La mujer hace parte de la historia del país. Hoy más que nunca esa historia debe salir a la “luz pública” con investigación, educación, pedagogía y un debate local, regional y nacional. En la mujer descansa “el corazón de la democracia”. La mujer no puede ser mirada como un objeto decorativo o un dato demográfico, sino como una ciudadana con un liderazgo, donde su feminidad representa liderazgo y su voz “las palabras para dar la vuelta definitiva a la página de la violencia”.

Este nuevo paradigma merece otro debate presidencial con altura como el que se llevó a cabo en la ciudad de Barranquilla. Donde la paz no sea solo el único tema de debate. O determinar la aceptación de un candidato por interpretar un partido político de derecha o de izquierda. Lo que se requiere es diálogo con una perspectiva propositiva de la administración pública.

La amenaza y el peligro de la democracia colombiana no está si los ciudadanos votan en blanco o por algún candidato presidencial. El verdadero peligro radica que quién resulte ganador -en primera o segunda vuelta- es que desvíe el mandato que le entregarán en las urnas, que me atrevería a pronosticar, superará en participación los 10 millones de votos, que no se aleje de entrada de los tentáculos de la corrupción, que no sepa interpretar la amenaza “epidemilogica que se levanta como un tsunami sobre Colombia por la migración masiva de venezolanos que supera el 1600.000 personas, la más grande en los tiempos que corren en el mundo. Que no le de orden a su administración. Que tenga un gabinete equilibrado. Que esté preparado para enfrentar la crisis, que coloque la casa  en orden, que tome las medidas que deba de tomar de manera autónoma. De convertirse en un inspirador. Que castigue con ejemplaridad   la violación de  la ley por parte de algún miembro de su equipo o un desastre natural como una inundación, un terremoto o la explosión de un macizo volcánico.

Finalmente, es oportuno decir en esta reflexión den materia de comunicación política –después de las elecciones del 11 de marzo cuando se eligió el nuevo Congreso que se posesionará el 20 de julio-  que Colombia entrará a partir de la segunda semana de abril,  en una etapa de la política y el futbol estarán de la mano. Los candidatos presidenciales en campaña. Y la selección de José Néstor Pékerman con la mira puesta en el  Mundial de Rusia. En ese contexto lo que escucharemos los colombianos –dentro y fuera del país- es de estrategia, liderazgos, pasión y una tendencia arriesgarlo todo con la intención de ganar. Las cicatrices deben cerrarse. No se puede caer en un escenario, -sea en la carrera presidencial o por un partido de fútbol- que un error nos haga sentir superiores en medio del rol que jugamos en la sociedad como ciudadanos. Si trabajamos en equipo como país sea en democracia o en el deporte, el que ganará seremos todos los que habitamos esta esquina de Suramérica. No solo los aspirantes a suceder al presidente Santos o Jammes Rodríguez, Falcao o David Ospina. Nuestra recomendación es que seamos  protagonistas de esta etapa de nuestra historia. Nuestros espectadores son nuestros abuelos, padres, hijos, nietos y hermanos. También nuestros amigos. Lo que el país reclama desde las regiones. En el caso particular del caribe, es que los  aspirantes a la jefatura del Estado, sepan el privilegio que tienen de tener esa investidura. Los jugadores de fútbol de representar a Colombia en la cita orbital y el poder de las palabras. Sino queremos que todo siga igual hay que cambiar el foco. Y cambiar el foco se traducirá en despertar el interese y lo inequietud de lo nuevo. El cambio está a nuestro alcance como sociedad. Aprovechemos el voto y la pelota. Gritar viva por un candidato debe ser igual de importante un gol. No es dividiendo sino sumando, cuando nacerá la Colombia que soñaron nuestros antepasados y que llevamos en la piel. Y eso no hizo sentir el debate presidencial en la Universidad del Norte. A propósito de este comentario usted que piensa. E mail carlosvillotasantacruz@yahoo. com.co

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