Por Gabriel Ortiz.-Nunca, que se sepa, el país había atravesado por una época con semejante tropel de noticias. Falsos testigos, crímenes políticos, creación de grupos paramilitares, testaferratos de las ex Farc, violadores, excesos en los contratos para financiar políticos, torpedos contra la paz, falsas noticias, engaños a los electores, abundancia de candidatos, el “coco” de Venezuela, corrupción, etc.

La desprevenida opinión pública no alcanza a comprender cómo afloran tantos desafueros en vísperas de un proceso electoral tan sui géneris y, como para atizar la hoguera, la distraen con la eliminación de tres ceros a los billetes.

Muchos países lo han hecho, con diferentes propósitos, especialmente cuando sus devaluaciones se hacen insoportables. Argentina, Brasil, Perú y Ecuador -que cambió el sucre por el dólar- han acudido a ello, porque tanto las altas tecnologías, como las humildes calculadoras caseras se resistían a realizar elementales operaciones.

Lo nuestro es manejable por mucho tiempo más, a no ser que se esté fraguando una devaluación acelerada, o se busquen otros propósitos. ¿La plata de las Farc?

Las naciones que han adoptado la eliminación de ceros para cambiar las equivalencias de sus monedas, lo han pagado con dañinas inflaciones, que han diezmado la calidad de vida y de subsistencia a sus habitantes.

Eliminar los tres ceros nos llevaría a aproximar precios y costos, siempre hacia arriba. $4.800 pesos, se convertirían en NP$5 (nuevos pesos), nunca en 4.

Si como lo propone el Fiscal Martínez se quiere “echar mano” a las caletas de las Farc, tiene que recordar que las conocidas estaban repletas de dólares, no de nuestros pesos llenos de ceros.

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