Por Jaime Enrique Durán Barrera.- Es indudable que el 2018 sea de mejores perspectivas. A más de un año de la firma del Acuerdo de Paz y los palpables cambios que Colombia está experimentando, en diferentes dimensiones producto de esta decisión histórica, que interrumpe un futuro determinado por la violencia y el desamparo, el porvenir sonríe a los colombianos.

Aún existen riesgos y desafíos que pueden afectarnos, sobre todo desde la perspectiva económica. Este primer año del Postconflicto, con el debate político y legislativo y la reorganización institucional, con una visión más regional, no podía generar resultados inmediatos, pero si posibilidades para el 2018.

Diversos analistas pronostican un crecimiento de la Economía Colombiana, en un promedio del 2.7%. El Fondo Monetario Internacional  es más optimista, señala un crecimiento de 2.8%. Anunciosque si se suman a los dividendos de la paz, van a crear escenarios para la inversión, el emprendimiento y la planificación que contribuyen a generar crecimiento, pero también inversión social y productiva.

Ciertamente existe un escenario de polarización. Pero soy optimista. Sin conflicto armado, con integración social y nuevos grupos políticos y con una Colombia que está asumiendo su diversidad y pluralidad, se pueden promover cambios importantes, oportunos y necesarios.

Nuevas voces entrarán a la escena política y nosotros, los liberales, celebramos un posible y necesario debate sobre los problemas, sueños y oportunidades de una Colombia sin violencia.

El 2018 es el año de los nuevos liderazgos. Como Liberal apuesto a una Colombia con más inclusión y desarrollo sostenible. Por ello, creo importante generar un proceso electoral desde las propuestas y no desde los insultos, desde lo que tenemos en común y no desde las descalificaciones.

La polarización sólo favorece a los enemigos de la Paz, hoy debilitados y sin caretas. Tenemos que asumir que existen posiciones diversas y dialogar para construir democracia real y participativa, no gobiernos parcelados por intereses individuales y sectarios.

Los políticos tenemos una deuda histórica con Colombia: detener la corrupción, requerimos ser consecuentes con el proceso de paz y desde nuestras regiones, construir el mapa de la diversidades que unidas harán una Colombia más justa, más incluyente y más prospera para todos. 

Feliz 2018 Colombia, asumamos el desafío del  desarrollo con fe y esperanza.

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