Por Mauricio Cabrera.- En medio del mal desempeño de la industria en Colombia -que en junio tuvo un decrecimiento de 1.9%- sobresalen, por lo malo, los sectores de fabricación de automóviles, de hilos y telas y de confección de prendas de vestir, con caídas anuales de 38%, 20% y 13%, respectivamente.

Se ha querido explicar este bajonazo porque los consumidores están comprando menos, lo cual tiene algo de razón en el caso de los automóviles, pero no en los textiles y confecciones. Según el DANE, en el mismo mes de junio las ventas de automóviles en el comercio minorista cayeron 0.7%, mientras que las de textiles y confecciones crecieron 1.4%.

En el sector textil la causa principal hay que buscarla por el lado de las importaciones que en junio aumentaron 21%: los consumidores están comprando menos telas y vestidos producidos en el país y muchos más importados. Es una tendencia que se viene dando desde hace muchos años, y que explica la crisis que atraviesa el sector textil, que se volvió noticia esta semana con el anuncio de Fabricato de parar su producción por quince días.

Si se mira la evolución del sector textil desde principios del siglo, se encuentra que la producción se ha mantenido casi igual, un pequeño crecimiento del 3% en los últimos 14 años. Por supuesto, no es porque la economía se hubiera estancado en ese período ni porque los hogares no hubieran aumentado su consumo. Muy por el contrario, las ventas de confecciones en el comercio minorista crecieron 130% en el período, lo que implica necesariamente que se vendieron más telas y vestidos importados, mucho más baratos por las rebajas de aranceles y la revaluación del peso.

Las cifras no mienten. En 11 años -hasta el 2014- las importaciones de textiles y confecciones se multiplicaron por 4, reemplazando en las vitrinas y los anaqueles a los productos nacionales. Una gran ganancia para los consumidores, dicen los apóstoles de la apertura, pero un gran perjuicio para los trabajadores: En estos años se perdieron el 40% de los empleos que generaban textileros y confeccionistas. 

Un factor que ha agravado la crisis del sector textil es que con el control a las ventanillas de lavado de dineros ilícitos en billetes y efectivo, se ha incrementado el contrabando como canal para ese lavado. Se trata sobre todo de contrabando técnico: hacer importaciones legales, pero registrarlas por un precio muy inferior al real. Un caso concreto de estas prácticas es el de telas Denim que llegan de China a un precio de USD 0.70/Kg, cuando la sola materia prima, el algodón, tiene un precio internacional de USD 1.50/Kg.

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