Kiel, 26 de noviembre de 2017. Por Redacción Ecos. Foto: Prezi.- Un reciente Informe del Centro de Estudio sobre el Océano de Kiel (GEOMAR) demuestra que el aumento de la cantidad de dióxido de carbono en la atmosfera, convierte los océanos en lugares inhabitables para las criaturas marinas y amenaza todos los ecosistemas del océano.

La vida terrestre empezó primero en el mar. Desde hacen miles de años los océanos albergaron una miríada de especies, desde el mamífero más grande del mundo hasta la psicodélica profusión de vida que crece en las barreras de coral.  Sin embargo, desde la revolución industrial, las aguas, que cubren más de dos tercios de nuestro planeta, se convirtieron en lugares cada vez más hostiles para sus habitantes.

La sobrepesca, la contaminación por los plásticos y el calentamiento del aguas comprometen la sobrevivencia de una vida acuática. Pero ahora, nuestra amenaza más grande es una de las consecuencias más insidiosas de nuestra habilidad para botar carbono en la atmosfera: la acidificación de los océanos.

Ulf Riebesell, investigador del centro de estudio sobre el océano de Kiel (GEOMAR), explica que los océanos absorben más un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono. "El dióxido de carbono reacciona con el agua de mar para formar lo que llamamos ácido carbónico.  Cuanto más dióxido de carbono absorban los océanos, más se acidifican”, comenta.

En los últimos ocho años, Riebesell dirigió el programa de búsqueda Biological Impact of Ocean Acidification (BIOACID) y califica la acidificación de los océanos de "maldito hermano” del cambio climático porque ambos están estrechamente vinculados.

Si reaccionaran cantidades normales de dióxido de carbono con el agua de mar no habría ningún problema. Pero los niveles de dióxido de carbono en las atmosfera no son normales desde hace tiempo, incluso alcanzaron cifras récords en 2016, según la Organización Meteorológica Mundial. Esto repercute en los océanos, cuya acidez alcanza niveles peligrosos.

"La acidificación continua, pero los océanos pierden también lo que llamamos su capacidad tampón”, dice Riebesell. Cuanto más se acidifica, menos dióxido de carbono puede absorber.”

Si los océanos absorben menos dióxido de carbono, esto significa que se queda más dióxido de carbono se queda en la atmosfera, acelerando el calentamiento global en una situación en la que pierden ambos, el mar y la atmosfera.

El agua de mar no contaminado tiene un pH de 8,2. Desde la revolución industrial este pH cayó a 8,1. No parece mucho, pero representa una disminución de 26% en comparación con los niveles preindustriales.

La última investigación muestra que la tasa actual de acidificación es más de 10 veces más rápida que en cualquier periodo de los últimos 55 millones de años. Eso significa que muchas especies no tendrán ninguna posibilidad de adaptarse a su nuevo entorno a través de la evolución.

Y esto afecta a los individuos. La industria de ostras de la costa del estado norteamericano de Oregón ya se vio afectada por la acidificación de los océanos. Y los peces pueden ser un peligro también, por  culpa de los efectos de la acidificación de los océanos sobre su desarrollo pero también porque se alimentan con especies alteradas. Los cambios en la química del océano están ocurriendo más rápido de lo que las especies marinas pueden tolerar.

Los científicos que participaron del informe BIOACID advierten que la única manera de detener la acidificación de los océanos es un recorte drástico en las emisiones mundiales de CO2. Sin embargo, incluso si el planeta lograra reducir sus emisiones tal y como lo indica el Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados Celsius (3.6 grados Fahrenheit), podría no ser suficiente para detener la acidificación.

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