Por Felicia Saturno Hartt. Foto: J. Singh.- En la noche del 14 al 15 de agosto de 1947, con palabras cargadas de sentimiento, Jawaharlal Nehru proclamó la Independencia de uno de los gigantes asiáticos, La India.

"Al filo de la medianoche, cuando el mundo duerme, la India despertará a la vida y la libertad. El alma de una nación que ha sido largamente reprimida, encuentra finalmente su expresión" señaló Nehru.

Sin embargo, la independencia y la división simultánea de la antigua colonia británica también trajeron consigo gran sufrimiento. De siete a ocho millones de personas dejaron, en medio del caos, sus casas en India y se dirigieron a Pakistán y otros tantos destinos en la dirección opuesta. Cientos de miles de personas murieron por la violencia desatada entre los distintos grupos religiosos.

Mahatma Gandhi, figura emblemática del Independentismo, vio desvanecerse su sueño de una India libre y unida. Gandhi siempre había hecho campaña por un proceso pan-indio, no confesional y no violento, contra los colonialistas.

El largo camino de la independencia índica, que fue de una autocracia ilimitada a un sistema parlamentario, no contribuyó de ningún modo desde un principio a una solución de dos Estados. Sin embargo, la rivalidad y desconfianza entre la minoría musulmana y la mayoría hindú ensombrecía el movimiento independentista.

El Nacionalismo Indio empezó a organizarse en 1885 en Bombay, hoy Mumbai, con el Congreso Nacional Indio. Fue el espacio político de Gandhi y del que sería el inicial Primer Ministro, Nehru. En esa primera reunión del Congreso, 54 de los 73 delegados eran hindúes y sólo dos eran musulmanes. Una significativa distribución de fuerzas que explica por qué la prioridad de los políticos musulmanes se centraba en los derechos de su grupo étnico. Sólo después de las elecciones indias de 1946, la Liga Musulmana se estableció como fuerza política a la par que el Congreso.

En la primera reunión de la Liga Musulmana india en Dacca en 1906 se formuló ya su objetivo: "Proteger y promover los derechos políticos y los intereses de los musulmanes indios". Entonces se hacía todavía hincapié en la lealtad al gobierno británico y se condenaba la campaña de boicot contra los productos ingleses, con la que el Congreso había respondido a la división de la Provincia de Bengala.

En las décadas siguientes se repitieron los intentos de hermanamiento entre el Congreso y la Liga y entre el futuro líder musulmán Ali Jinnah y el idolatrado por los hindúes, Mahatma Gandhi. Pero la brecha se mantuvo. Un ejemplo fue, en 1940, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando los políticos del Congreso en las provincias hindúes renunciaron en protesta por la declaración de guerra contra Alemania, mientras Jinnah proclamó un "día de agradecimiento".

Ese mismo año, una reunión de la Liga Musulmana demandaba unir los territorios contiguos con mayoría musulmana en una nueva Constitución India. La prensa de la época denominó a esto la "Resolución de Pakistán", aunque la demanda de un estado separado ni siquiera se planteó en la reunión.

La inevitabilidad de la Independencia India fue consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. La Liga Musulmana dirigida por Ali Jinnah permaneció en segundo plano en las negociaciones entre Londres y el Congreso, pero prevaleció su posición de que ninguna región sería forzada a aceptar los términos de una nueva Constitución en contra de la voluntad de la mayoría en su territorio.

Tras la guerra, el Gobierno Laborista de Clement Attlee se dedicó a diseñar la independencia de India. Mientras, las tensiones religiosas y étnicas estallaron con violencia, como en Calcuta el 16 de agosto de 1946, con miles de muertes o en Punjab, donde el gobierno provincial renunció a inicios de 1947 ante los estallidos de odio entre musulmanes, hindúes y sijs.

El nuevo y último gobernador británico, Lord Mountbatten, tenía claro que la ilusión de un nuevo estado unitario de India no era sostenible. A este convencimiento llegó también el Congreso, con la oposición de Gandhi y Nehru.

El llamado "Plan Mountbatten" fue finalmente aprobado a principios de junio 1947 por el gobierno de Londres, la Liga, el Congreso y los Líderes Sijs. Se llevó a cabo en tan sólo diez semanas. Su principio rector fue la consideración de la opinión de la mayoría de las zonas afectadas. En las dos grandes provincias mixtas de Punjab y Bengala, se utilizó el siguiente procedimiento: en un primer paso sus parlamentos de mayoría musulmana votaron por dejar la India.

En una segundo paso votaron por separado los diputados musulmanes y no musulmanes. Estos votaron también por la separación. Así que Punjab y Bengala se dividieron en  India y Paquistán (con Bangladesh, entonces como Pakistán Oriental). Para el fundador del país, Jinnah, "nuestro objetivo es tanto la paz interna como externa, queremos vivir en paz y amistad sincera con nuestros vecinos".

Que la región de Cachemira sigua aún hoy siendo motivo de discordia entre India y Pakistán tiene su origen en cómo había que distribuir los seiscientos principados del país. Estos podían elegir a cuál de los dos estados pertenecer. En el caso de Cachemira, con una mayoría musulmana pero un príncipe hindú, se pidió una moratoria. Pero el pueblo se rebeló contra el régimen autocrático del Maharahá de Cachemira. Las tribus se unieron contra él y le declararon la Yihad, con el consentimiento de Pakistán.

El Maharahá huyó a Delhi y ofreció la adhesión a India a cambio de su apoyo militar. Mountbatten, que todavía tenía el cargo temporal de Gobernador General de la India, accedió, pero exigió la celebración de un referéndum posterior en Cachemira (que nunca se realizó) para decidir su adscripción final.

En su lugar, se inició una guerra no declarada entre fuerzas regulares de India y de Pakistán en Cachemira. Con la mediación de Naciones Unidas, se alcanzó una tregua en 1949 con el establecimiento de una "línea de control" como frontera de hecho, que no está reconocida oficialmente por ninguno de los dos bandos.

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