Los huracanes desafiaron la obstinación de Trump contra el cambio climático y fue un llamado de atención global que, sin duda, se intensificará a medida que los vínculos entre el calentamiento global, las catástrofes de los huracanes y los incendios forestales sean más frecuentes.

Trump debería repensar su enfoque del cambio climático.

EE.UU. tiene un asiento de primera fila para presenciar lo que una Tierra caliente promete para el futuro de la humanidad y tristemente es sólo un leve anticipo.

En marzo, Kerry Emanuel, eminente profesor de meteorología del Instituto Tecnológico de Massachusetts y codirector del Centro Lorenz, concluyó, en un notable artículo para la Sociedad Meteorológica Estadounidense, que "el cambio climático afecta potencialmente la frecuencia, intensidad y rutas de los ciclones tropicales".

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