Por Felicia Saturno Hartt. Foto: EFE.- Persiste una diferencia inexplicable en la remuneración entre los sexos. Es una brecha que no sólo dibuja la discriminación de género, sino reporta una tendencia, en ascenso, de la misoginia profesional.

Paradójicamente, la discriminación remunerativa o disparidad salarial está siendo cada vez más radical en el mundo. Lo ha denunciado el Informe Mundial sobre la paridad entre hombres y mujeres del Foro Económico Mundial (WEF) de 2016.

El documento advierte sobre una dramática desaceleración en curso en la igualdad de género a escala internacional, con alzas y bajas en Europa, a pesar de los esfuerzos de algunos gobiernos de desarrollar políticas públicas sobre equidad de género y desarrollo.

Es importante señalar que este reporte técnico tiene como objetivo medir las diferencias relativas entre mujeres y hombres, a través de cuatro áreas: salud, educación, economía y política.

El índice 2016, publicado por primera vez en 2006, es encabezado este año por Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia, al igual que en años anteriores. Les siguen Ruanda, Irlanda, Filipinas, Eslovenia, Nueva Zelanda y Nicaragua. 

Pese a la tendencia mundial actual, la mayoría de los países de América Latina ha presentado una mejora en comparación con el año anterior. América Latina y el Caribe son la región con la tercera brecha de género más estrecha del mundo, detrás solamente de Europa y América del Norte (Canadá y EEUU).

Nicaragua ha sido el país latinoamericano mejor posicionado en el ranking: ocupó la 10ª plaza. Mientras, Guatemala obtuvo la peor posición entre los países de la región: la 105ª.

En 2016 la diferencia de salarios entre hombres y mujeres alcanzó el 59%, según el estudio sobre 144 países. Los avances más importantes en igualdad salarial tuvieron lugar en el sector de la educación, donde la diferencia entre hombres y mujeres se redujo un 1%.

Negligente uso del talento femenino

El informe 2016 del Foro Económico Mundial (WEF) advirtió que la llamada brecha de género entre hombres y mujeres se amplió a escala mundial este año tras alcanzar un máximo en 2013. Establece que la paridad económica entre los sexos podría llevar 170 años después de la dramática desaceleración en curso.

Lo anterior, debido en parte a los desequilibrios crónicos en los salarios y la participación laboral a pesar de que, en 95 países, las mujeres asisten a la universidad en un número igual o mayor que los hombres.

El informe puntualiza que una serie de factores explican ese descenso. Las mujeres de todo el mundo ganan en promedio poco más de la mitad de lo que ganan los hombres a pesar de trabajar más horas.

Además, el número de mujeres en puestos de responsabilidad sigue siendo bajo, con solamente cuatro países en el mundo con el mismo número de mujeres y hombres en puestos legislativos y de responsabilidades políticas y directivas.   

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