La Agencia Internacional de la Energía (AIE), creada por la OCDE tras la crisis del petróleo de 1973, resaltó en su informe mensual sobre el mercado petrolero, que no se puede descartar que el descalabro del barril continúe.

"Para los precios, puede haber luz al final de lo que ha sido un largo y oscuro túnel, pero no podemos estar seguros de forma precisa sobre cuándo en 2017 el mercado del petróleo alcanzará el tan deseado equilibrio", explicó la agencia.

La AIE estima que este año la demanda mundial de petróleo será de 95,8 millones de barriles diarios, 1,2 millones de barriles diarios más que en 2015, un ascenso muy inferior al de 1,8 millones constatado en el año pasado.

Eso se explica por las dudas sobre la situación macroeconómica, pero también porque las temperaturas se están mostrando particularmente suaves, en el primer trimestre en el hemisferio norte, reduciendo las necesidades de calefacción.

Si bien algunos grandes países asiáticos están elevando sus importaciones de petróleo, en particular India, Corea del Sur, Indonesia y Filipinas, en el otro extremo, Brasil, Japón o Francia las disminuyen.

Los autores del informe de la AIE atribuyen una parte de la reciente recuperación del precio del petróleo a la depreciación del dólar, por eso lo que pueda suceder en los próximos meses, también dependerá del tipo de cambio, dependiente a su vez de posibles modificaciones de los tipos de interés.

Por el lado de la oferta, la agencia hizo notar que en febrero 2016 la extracción de crudo bajó en 180.000 barriles diarios hasta los 96,5 millones. En el caso de la OPEP, Irak, Nigeria y los Emiratos Árabes Unidos redujeron la producción de petróleo. Asimismo, Irán aportó menos de lo previsto.

Fuera de la OPEP, la AIE calculó que la producción en 2016 disminuirá en 750.000 barriles diarios y auguró que este año la producción de EEUU se recortará en 530.000 barriles diarios.

"Hay indicios claros de que las fuerzas del mercado (...) están haciendo funcionar su magia y los productores de mayor costo están reduciendo el bombeo. El regreso de Irán al mercado ha sido menos dramático de lo que los iraníes dijeron que sería", pronosticaron los técnicos energéticos.

La AIE resumió la situación precisando que el desequilibrio entre la oferta y la demanda de petróleo va a permanecer alto en la primera mitad de este año. La situación probablemente se corregirá en la segunda mitad de 2016.

La dependencia de América Latina al comercio de materias primas es muy elevada: supone el 86% de las exportaciones en Ecuador, el 79% en Colombia y más del 50% en Brasil. Los esfuerzos por la diversificación han dado escasos frutos en estos años.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya advertía en septiembre 2015 que la región debería adaptarse al nuevo entorno de bajos precios de las materias primas y, desde entonces, se han sucedido los anuncios de recortes de gastos: México ha ajustado su presupuesto en unos 6.300 millones de euros; en Brasil el ajuste asciende a 5.200 millones y a algo más de 1.600 millones en el caso de Colombia.

En unas economías en clara desaceleración, cuando no en fuerte recesión como es el caso de Brasil y Venezuela, los recortes de gasto debilitan las bases de crecimiento de la economía, agudizan la caída de las divisas y, a diferencia del resto del mundo, América Latina sufre presiones inflacionistas que impiden a los bancos centrales responder al frenazo económico con bajadas de los tipos de interés.

Un escenario que resucita el eterno fantasma de las crisis de balanzas de pagos, que pusieron fin a los boom, que ha vivido la región desde los años 80.

Cierto es que, en esta ocasión, los países han logrado acumular un notable colchón de reservas durante los años de bonanza, sus sistemas financieros están aparentemente saneados y los Estados se han endeudado mayoritariamente, y con moderación, en sus respectivas monedas nacionales. Pero es aquí donde la enorme deuda de las grandes petroleras de la región representa una doble amenaza.

Como bien ha demostrado la crisis de deuda europea, y en particular el caso de España, la deuda pública puede pasar en muy poco tiempo del 36% a casi el 100% del PIB cuando los Estados se ven obligados a acudir al rescate de sus sistemas financieros.

En este caso el mercado sobrentiende, cuando no está explícitamente reconocido en los contratos de los bonos, que la deuda de las grandes petroleras latinoamericanas está respaldada por sus soberanos y que en caso de dificultades de las compañías serán los países los que hagan frente al pago de sus obligaciones.

 La evolución de las primas de riesgo soberanas y corporativas de los próximos meses irá indicando si ese escenario se va acercando.

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